Tijeras en la peluquería y en la viña

el personaje

María del Carmen Vizcaíno es enóloga en la empresa familiar que comparte con su marido Justo.
María del Carmen Vizcaíno es enóloga en la empresa familiar que comparte con su marido Justo.

08 de octubre 2011 - 01:00

Antes, en su primera etapa laboral, ya había estado en contacto con el mundo de la uva, pero en la parte del 'laboreo'. "Mi padre hacía zurrache. Producía uva de mesa para vender, y apartaba alguna para hacer vino para la familia". Durante algunos años también trabajó en cooperativas en la zona de Canjáyar, su municipio natal. "Tenía la práctica pero no la teoría", resume.

Nada más terminar el curso de enología María del Carmen se atrevió a poner en práctica lo aprendido. El resultado fue mejor de lo esperado. "Sentí una gran satisfacción, obtener tu proprio vino es algo muy bonito". Por aquel entonces corría el año 2002. Echando la vista hacia atrás se siente más segura de sí misma y de la valía de sus caldos, 100% ecológicos. "Procuras ir mejorando y tratas de sacar lo mejor de la uva".

El procedimiento no es fácil. Elaborar vino con esas características (ni productos químicos para la viña y sin aditivos) implica tener que extremar la vigilancia y ser muy constante. "La gente dice que es más complicado pero yo no lo veo así porque empecé con este modo de trabajar y no he hecho otros".

En un municipio de tradición vitivinícola como Laujar de Andarax, la enóloga es una rara avis entre hombres. "Solo hay otra mujer, Virginia Calvache de Bodegas y Viñedos Laujar". Aunque confiesa que los inicios "cuestan", se siente valorada en su sector. Solo pone un 'pero', "no estamos unidos". A su juicio se deberían seguir ejemplos como los puestos en marcha en otras provincias y aunar los productos almerienses en un negocio bajo el paragüas de la Asociación de Bodegueros. "En Málaga hay una en pleno centro. Eso atrae a los compradores". Otra de las dificultades que encuentra radica en la dificultad de competir con grandes empresas. Los restaurantes ofrecen una amplia selección de vinos de todo el territorio nacional y a un caldo almeriense se le hace casi imposible competir con grandes bodegas como las de Rioja y con su economía de escala, facilitada por los miles de hectolitros que son capaces de producir.

Pese a todo no se desalienta. "Siempre se ha dicho que si haces una comida para menos gente sale mucho mejor". Desde su bodega ella apuesta por la artesanía.

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