Hablar de Cuatro Vegas es hacerlo de la comunidad de regantes más representativa por número de comuneros y de hectáreas de regadío de la prolífica comarca almeriense del Bajo Andarax, pero también es hacerlo de conciencia y sostenibilidad en la gestión de un recurso escaso “y al que hay que tenerle muchísimo respeto”, tal y como siempre afirma su presidente, José Antonio Pérez, quien hace balance del estado de salud por el que goza la institución, sus necesidad, pero también sus retos.

Cuatro Vegas está en este momento trabajando en varios frentes para asegurar la disponibilidad de recursos a medio plazo, después de que a corto consiguiera lo que era de justicia, contar con agua de la desaladora de la capital fruto del convenio que fructificaba el pasado 2021 para disponer de esta fuente en los momentos en los que el agua depurada no es capaz de cubrir los picos de demanda que se producen, especialmente en los inicios de campaña, meses de septiembre a primeros de noviembre; y también en los primeros compases de la campaña de primavera, meses de marzo, abril y mayo. Sin embargo, la comunidad entiende que no puede permitir que determinadas circunstancias condicionen el acceso al agua y por eso ya está promoviendo la construcción de dos balsas para aumentar sus reservas.

El objetivo no es otro que almacenar agua cuando hay excedente para luego, en momentos en que la demanda es muy elevada, poder utilizarla. “Es una necesidad”, dice José Antonio Pérez, quien utiliza un símil para exponerlo: “ Es igual que hacen las hormigas en la madre naturaleza”.

La construcción de las balsas, aprobada en asamblea el pasado junio de 2021, sumaría un total de 280.000 metros cúbicos de capacidad. Una de ellas estará subvencionada en un 60% de su coste total por la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía a través de Fondos Feder de la Unión Europea. Esta nueva balsa, de unos 140.000 metros cúbicos, estará ubicada en un terreno, ya propiedad de la comunidad, en el Paraje de Cañadas Hondas, en un enclave estratégico, como es por encima del Centro Penitenciario de El Acebuche.

En cuanto a la otra balsa, que vendría de la adquisición de cuatro hectáreas de terreno en el término municipal de Viator junto al embalse de “Las Viudas”, permitiría aprovechar las infraestructuras ya existentes, y puesto que en su caso no hay en el horizonte líneas de subvención disponibles de los órganos competentes, la comunidad se ha planteado realizarla íntegramente con fondos propios. En su caso, José Antonio Pérez confirma que ya se ha avanzado en buena parte de la burocracia, como la solicitud de licencia de aviación civil y carreteras, habiendo tramitación muy avanzada en ese sentido para la que sería la segunda balsa con 140.000 metros cúbicos y que haría en torno a los 280.000 de capacidad entre las dos.

“Esto nos ofrecerá un alivio importante. La problemática del agua en el entorno que estamos es endémica, forma parte de nuestro ser, nunca va a menos, sino lo contrario. Y por supuesto que será un alivio pero no la panacea ni la solución total y absoluta. Por tanto, hay otras medidas que hay que poner sobre la mesa y abordar. Por ejemplo, que los propios regantes hagan uso de de toda su capacidad de regulación, y por ende se incrementaría la propia de la comunidad de regantes”, explica el presidente, para quien el agua “es un asunto muy serio”, quien traslada a la comunidad esa política de eficiencia, racionalizad y razón en el uso de un recurso, lamentablemente escaso, y que hay que cuidar.