Venta El Pino, casi 5 décadas sirviendo sabor y tradición
El restaurante de Nacimiento elabora los platos de su carta con productos naturales procedentes de su explotación agrícola y ganadera · El cordero y el choto, 'estrellas' de su menú casero
Antonio Vergara recuerda con todo detalle la evolución que ha sufrido la empresa que hoy dirige junto a sus hermanos, Manuel y Miguel. Su familia la adquirió hace 'sólo' 48 años, pero los orígenes de la Venta El Pino, ubicada en Nacimiento, se remontan a varias décadas atrás. Durante los inicios de la Guerra Civil se utilizaban las instalaciones de la primera sede "como caballerizas para el ejército y la Guardia Civil, y también se usó como almacén de víveres", narra Antonio.
De aquella época guarda innumerables batallitas, ya que los soldados "aprovechaban la Venta para estar más cerca del monte y salir en busca de los 'desaltados' que se escondían en él".
Posteriormente, perteneció a una familia propietaria de un canal local, pero en la década de los '50 "dejaron el negocio y lo compraron otros dueños".
Ya en el año 1967, la Venta pasó a manos de la familia Vergara, depositaria de la propiedad desde entonces.
Por la Venta-restaurante han pasado miles de personas y se han celebrado centenares de eventos (bodas, bautizos, comuniones), en los que los asistentes han podido degustar una gastronomía tradicional, elaborada durante años con productos propios procedentes de su explotación ganadera y agrícola familiar. "Hacíamos todo, desde cuidar el ganado a las tierras para las hortalizas", cuenta Antonio.
Así, tenían (y aún hoy conservan) tierras que les procuraban productos hortifrutícolas variados, desde berenjenas a calabacines, pasando por sandías o aceituna.
También contaban con una ganadería que contabilizaba más de un millar de corderos y más de 300 cerdos, además de un terreno con decenas de panales para obtener miel.
Hubo épocas, entre los años '70 y '80, en las que llegaron a realizar hasta 17.000 litros de vino o 'mosto del país' de cosecha propia, realizado a la antigua usanza, "pisando la uva con las esparteñas" y que, posteriormente, iba a parar a la mesa de los comensales o a la comercialización.
Ahora todo es muy diferente. Aunque la familia sigue produciendo alimentos en su finca, la normativa ha cambiado, y ya no se permiten las licencias de antaño.
"Ya no se pueden vender los productos como antes", explica Antonio, aunque se continúan utilizando algunos de ellos para elaborar los platos 'estrella' de su restaurante, el choto y el cordero lechal, criados de manera "ecológica, como toda la vida se ha hecho", con cebada y pasto del propio terreno por donde deambulan.
Pese a la gran labor y el esfuerzo que implica, lo del trabajo en el campo es "un vicio" para el socio de la empresa, sobre todo en lo que a la ganadería respecta. Como tantas otras veces, a la afición se une la tradición. "Es lo que hemos vivido siempre, yo guardaba el ganado desde que tenía 7 años", explica.
Por este motivo, no quiere que todo se pierda, y continúa la labor que iniciaron sus padres hace décadas aunque sea consciente de que "el campo ya no es rentable porque da poco".
Ha sido así, poco a poco, y paso a paso, como la familia Vergara se ha labrado un nombre en la zona y entre todos los visitantes que han acudido a su mesa. Actualmente, la Venta El Pino es conocida por "más de tres generaciones", clientes que se han pasado el testigo de padres a hijos y que continuarán degustando sus platos "hasta que el cuerpo aguante".
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