"Ver esa choza de plástico era como ver a un niño con cinco orejas"

Una de las anécdotas que Francisco Herrada conserva grabada a fuego en su memoria es la de aquella primera vez en la que los agricultores de la zona vieron un invernadero. En realidad se trataba de un anticipo de las estructuras actuales.

"En el '75 empezaron a surgir una especie de chozas hechas con plásticos", cuenta. Esa primera parcela 'piloto' se construyó en El Parador, "en el cultivo de Don Joselillo". Las habichuelas de aquel pequeño terreno crecían como nunca antes lo habían hecho. "La gente se preguntaba ¿cómo salen las habichuelas tan pronto? era como magia". Tal fue la expectación de aquel entonces que "los vecinos acudían a ver esa chocilla como si fueran a ver a un niño con cinco orejas".

Hasta entonces la forma de cultivar las hortalizas era mucho más rudimentaria. Los huertos se resguardaban con una pequeña baranda de 'cañao' y unos cuantos s etos para proteger las cosechas del viento. Anteriormente los primeros tomates se cultivaban en pleno secano, "en la calle" y al aire libre. La evolución de todas esas estructuras ha sido exponencial y ha desembocado en el 'Mar de plástico' que caracteriza a la provincia.