El vino es uno de los brebajes de los que ha disfrutado la sociedad desde tiempos más remotos. Así, su origen milenario en los tiempos en los que no existían tratamientos fitosanitarios que aplicar a los viñedos hace pensar que no hay más formas que la ecológica de producir este líquido.

No obstante, los requisitos de la propia sociedad que exigen una larga conservación en condiciones no demasiado óptimas para el vino, o las exigencias del paladar de disfrutar el mismo sabor en cada una de las botellas de la misma cosecha, han hecho que se lleve a cabo una manipulación de la uva que hace que el sabor final difiera del original.

“El vino ecológico, que procede de viñedos que no han sido tratados fungicidas sistémicos, pesticidas y herbicidas químicos, se presenta como alternativa a la producción convencional”, así lo explican desde el stand de Bodegas Palomillo en Terracultura. Una bodega familiar que congrega sus viñedos en el paraje Yunco de los Gázquez y que desde 2010 mima su producción ecológica para ofrecer una amplia variedad de vinos entre los que se encuentra el tinto joven 100% Tempranillo que ha sido galardonado con la Medalla de Oro al mejor vino ecológico internacional.