El aeropuerto de Almería cierra 2009 con unas pérdidas de 5,26 millones
Según los datos que maneja el Ministerio de Fomento, en 2010 el resultado negativo será aún mayor, de -6,47 millones
Sólo nueve de los 48 aeropuertos de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (Aena) cerraron 2009 con resultados positivos, según informó ayer el ministro de Fomento, José Blanco. El aeródromo almeriense no se encuentra entre ellos y, aunque los datos aún son provisionales, Blanco avanzó que el aeropuerto de Almería ha cerrado el ejercicio con unas pérdidas de 5,26 millones de euros.
Aunque lo peor se espera para este año, 2010, para el que las estimaciones que maneja el Ministerio de Fomento sitúan al aeródromo almeriense con una resultado después de impuestos de -6,47 millones de euros.
En el lado positivo se sitúan Alicante, que se coloca a la cabeza, con unos beneficios de 30,58 millones de euros, seguido por Palma de Mallorca (26,58 millones) y Girona (12,66 millones). Por detrás se sitúan Ibiza, Gran Canaria, Málaga, San Javier (Murcia), Tenerife Sur y Bilbao.
En conjunto, los aeropuertos españoles cerraron 2009 sumando pérdidas antes de impuestos de 432,97 millones de euros, destacando los 300 millones de euros de Madrid-Barajas (el 69%), y los 42 millones de Barcelona-El Prat.
En 2010, según Fomento, estas pérdidas operativas se dispararán hasta los 597,7 millones de euros, de los que 311 millones corresponden a Barajas, mientras que El Prat triplicará sus pérdidas operativas hasta los 145,13 millones de euros. La deuda acumulada de Aena alcanza los 10.480,39 millones, frente a un activo fijo de 15.303,22 millones.
Para mejorar la eficiencia de los aeropuertos, aquellos con menos de 50 operaciones diarias se quedarán sin controladores aéreos. Aena sustituirá esta figura en los 12 complejos españoles de estas características por un sistema automatizado supervisado por técnicos de menor nivel. Los controladores "tendrán que comprometerse en mayor medida" con la reforma del sistema aeroportuario, ha afirmado Blanco, que califica al colectivo como "privilegiado" y les responsabiliza de buena parte del déficit de los costes de navegación aérea.
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