La aglomeración de empresas favorece a su competitividad
Las ventajas de los distritos industriales se centran en el mercado de trabajo cualificado, disminución de costes de medios de producción y capacidad innovadora · Son una realidad generalizada en España
"Las ventajas de la producción a gran escala pueden, en general, obtenerse bien agrupando en un mismo distrito gran número de pequeños productores o bien construyendo pocas grandes fábricas". Ya, a finales del siglo XIX, Alfred Marshall apuntaba a la necesidad de aunar las empresas en una misma ubicación en su obra Pinciples of Economics.
Según expone Vicent Soler i Marco, catedrático de Enomía Aplicada y director del departamento de Estructura Económica de la Univeridad de Valencia, en Los distritos industriales de la colección de estudios socioeconómicos de la Fundación Cajamar, "el modelo de distrito permite alcanzar una competitividad que en otro lugar sería impensable; así para la empresa las ventajas del lugar se centrarían en el mercado de trabajo, en cuanto a cualificación, caracteres de seguridad y conocimientos esparcidos; economías externas para la disminución de costes medios de producción; y la capacidad de innovación que aporta el medio, encontrando así las empresas colaboraciones innovadoras sin coste específico".
Los distritos industriales son una realidad generalizada en España, y en parte se debe a que junto a Italia y Portugal son los únicos países en cuyas manufacturas el número de grandes empresas no supera el 0,5% y su peso sobre el total del empleo es inferior al 30%.
Según los mapas de distritos industriales realizados en 2001, en España suman 205 con una generación de empleo de 3.105.401 puestos de trabajo. Asimismo, la industria principal de este tipo de distritos equivale al 42% de la industria manufacturera; por otro lado, el 90% de ellos se especializan en productos para la casa, textil y confección, industria alimentaria, piel cuero y calzado e industria mecánica. A nivel local, sin embargo, Almería supone un caso atípico con el distrito agroindustrial.
De acuerdo a las investigaciones realizadas sobre la agricultura intensiva de Almería en 1999, según Francisco José Ferraro, se detectó que en torno a las actividades agrarias se estaba generando un conjunto de actividades industriales y de servicios de notable interés, porque reforzaban las capacidades competitivas de la agricultura y porque la interacción entre las empresas era su principal activo, lo que justificó que se definiese somo sistema productivo local.
Lo que singulariza a la agricultura instensiva de Almería es su carácter intensivo, que implica la necesidad de una gran cantidad y variedad de consumos intermedios y el destino de la producción a mercados nacionales e internacionales muy competitivos. En la provincia surgieron empresas para abastecer la producción y servicios a los invernaderos, lo que conformó una red de relaciones económicas que la definen como clúster. Así, firmas de manipulación y comercialización, industria auxiliar o servicios auxiliares. En 2004, el clúster estaba constituido por 273 empresas que facturaron 1.323 millones de euros, dieron empleo a 5.440 personas y exportaron por valor de 128 millones de euros.
Para mantener la competitividad de las empresas que rodean la horticultura almeriense dentro del clúster tiene que primar la innovación e internacionalización de las firmas y, en algunos de los sectores, aumentar el tamaño de las empresas a través de procesos de concentración o de cooperación empresarial.
El futuro de las pequeñas y medianas empresas viene determinado en parte porque sepan aprovecharse de las sinergias. Al estar agrupadas en una misma ubicación se ve favorecida la transferencia de conocimiento en cuanto a herramientas innovadoras o uso de nuevas tecnologías. Por otro lado, facilita la exportación porque la competencia interna impulsa la necesidad de mejora.
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