El campo almeriense busca el impulso de los nuevos frutales

El investigador de Cajamar, Juan José Hueso, analiza los retos de la fruticultura en una década

La pitaya, o también llamada ‘fruta del dragón’, ha levantado un gran interés entre muchos productores almerienses como alternativa.
La pitaya, o también llamada ‘fruta del dragón’, ha levantado un gran interés entre muchos productores almerienses como alternativa. / F. Maturana
Francisco Maturana

01 de agosto 2021 - 07:00

El sector frutícola español se encuentra actualmente en un periodo de profunda reconversión buscando una mayor rentabilidad. O así al menos lo aseguran desde la Estación Experimental Las Palmerillas de la Fundación Cajamar, una de las grandes cunas de la investigación agrícola y ubicada en Almería. Y así lo asegura también su coordinador de investigación, Juan José Hueso Martín, ingeniero agrónomo especialista en fruticultura subtropical y mediterránea, quien ha sido también responsable recientemente de proyectos tan importantes en la búsqueda de alternativa a los habituales hortícolas en el campo almeriense como: el proyecto EUROPAPAYA (FEDER-INTERCONECTA 2016-2019) y del GRUPO OPERATIVO CARISMED: producción sostenible de papaya en clima subtropical mediterráneo (2018-2020).

En un análisis realizado en la web Plataforma Tierra de la entidad, Hueso subraya que la incorporación de nuevas variedades y la introducción de nuevas especies, además de la adopción de sistemas de producción más intensivos y sostenibles, y la aplicación de técnicas de cultivo que incrementan el valor final de la producción, son las claves de esta transformación necesaria que tiene que vivir la fruticultura a corto plazo.

“De todas las innovaciones del sector frutícola, la obtención de nuevo material vegetal es sin duda la que tiene y va a tener un mayor impacto en la actividad productiva. Con las nuevas variedades hay que satisfacer las demandas de los consumidores, las exigencias de las cadenas de distribución y las necesidades de los productores”, explica este investigador, quien avisa que “los consumidores demandan fruta saludable y con sabor y son cada vez más sensibles a la sostenibilidad medioambiental. Las cadenas de distribución buscan un suministro continuo de un producto homogéneo que tenga buen aspecto (color, tamaño, forma) y que tenga una vida postcosecha adecuada para aguantar en los lineales”.

“El productor además necesita maximizar los rendimientos y reducir los costes de producción, principalmente de mano de obra, con variedades de fácil manejo (bajas necesidades de poda o aclareo), que sean tolerantes o resistentes a plagas y enfermedades y que no presenten alteraciones o fisiopatías que mermen la producción y la calidad de los frutos. Si el cultivo no es rentable para el agricultor lo demás no se sostiene”.

El productor además necesita maximizar los rendimientos y reducir los costes de producción

Los programas de mejora que se desarrollan in situ en las zonas de producción tienen más posibilidades conseguir variedades adaptadas con éxito a las condiciones específicas de estas zonas (suelo, clima, agua). España es una potencia en la obtención de variedades de almendro. Los programas del CEBAS-CSIC de Murcia, el CITA de Aragón y el IRTA de Cataluña han desarrollado variedades autocompatibles y de floración tardía que escapan a las heladas y han permitido la expansión del cultivo a zonas más frías. España es líder europeo en programas de melocotonero y hay programas que están trabajando en la obtención de nuevas variedades de cítricos, uva de mesa, albaricoquero, cerezo, ciruelo, níspero, chirimoya o granado, entre otros. También hay varios programas desarrollando nuevos portainjertos para frutales de hueso o cítricos. “Esta situación hace que nuestro sector frutícola sea más competitivo y limita la dependencia de programas foráneos”, mantiene Hueso.

Para el investigador, las nuevas variedades deben adaptarse a las diferentes condiciones agroclimáticas de las zonas productoras con la dificultad del impacto del cambio climático, que está modificando los límites de los cultivos.

Pitaya o papaya vienen para quedarse

Según Juan José Hueso, y por la influencia del cambio climático, se van a ver “escenarios impensables hace tan solo unas décadas. Frutales tropicales y subtropicales como el aguacate, que hasta ahora tenían su nicho de cultivo en el sur de la península, además de las Islas Canarias, podrán extenderse a nuevas zonas gracias a que el clima será más favorable”. Para él, “nuevos cultivos tropicales y exóticos llaman a la puerta. Papaya, pitaya, maracuyá, litchi, longan, guayaba, carambola, guanábana, atemoya son algunos de los que vienen para quedarse y van a contribuir a diversificar nuestra producción, abriendo nuevos mercados y posibilidades”.

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