Menos colmenas, menos miel: la enésima crisis de la apicultura en Almería
Sectores productivos
La producción se redujo el año pasado a la peor desde la pandemia, en un sector lastrado por la sequía y la apuesta de las comercializadoras por jarabes y siropes
La apicultura de Almería, en 'jaque': precios bajos, sequía y falta de compradores para la miel

Si usted, lector de este rotativo, sigue a Macarena González sabrá desde hace meses que los apicultores de Almería están pasando por su peor momento. Así abría su reportaje del pasado mes de febrero, donde exponía la mala situación del sector apícola en la provincia, la que históricamente más ha producido en toda Andalucía. A las puertas del verano, con los datos del Ministerio de Agricultura recién salidos, los datos confirman lo que ya presagiaban los profesionales. En 2024 se produjeron, en las 107.102 colmenas asentadas en territorio almeriense, 1.278 toneladas de miel, la cifra más baja desde antes de la pandemia.
Fue una cifra alta, superando a la mayoría de provincias y solo por detrás de Sevilla, pero insuficiente si se compara con la media histórica. El año antes, en 2023, se habían producido 1.445 toneladas, casi doscientas más, y el número de colmenas registradas en la provincia era de 123.312, que, aunque más alto que el último dato, era ya el más bajo de la última década, según las cifras de Agricultura.
¿Qué le pasa al sector apícola? Uno de sus males es la sequía, que ha reducido la floración y, con ello, la producción. Aunque haya menos miel que nunca, esta se queda en los almacenes, pues los productores solo consiguieron el pasado año darle salida a, aproximadamente, el 40% de la producción, según los datos de Coag. Lo que se vende se hace a un precio minúsculo, por debajo de lo que cuesta producir un kilo de miel. Se vende a 2,80 euros el kilo, según los datos del pasado invierno, que está muy por debajo de lo necesario para darle rentabilidad al trabajo, pero que supone el doble de lo que cuesta en el mercado el sirope.
La pregunta es si Almería será capaz de darle la 'vuelta a la tortilla' y revertir esta complicada situación. El último año donde la cifra de colmenas inscritas en los registros del Gobierno aumentó fue en 2021, cuando creció en poco más de seiscientas respecto a 2020 y la producción aumentó en cien toneladas. Desde ahí, informe a informe, la noticia ha sido siempre la misma, la de una bajada.

Los apicultores almerienses ya han dado en diversas ocasiones muestras de que saben encarar los problemas y sobreponerse a ellos. Es lo que ocurrió hace una década, cuando el auge de las importaciones desde China, con un precio más barato, amenazó su superviviencia. 2016 fue un año para el olvido entre quienes producen miel, el de menor producción en los últimos diez años, bajando del millar de toneladas recolectadas, apenas 918, pese a que había 153.500 colmenas, el máximo desde 2015. Por si fuera poco, la sequía, 'enemiga' enquistada desde hace décadas para el sector primario almeriense, multiplicó los problemas.
"A pesar de la mala cosecha, la industria envasadora continúa con su estrategia de paralizar de forma intencionada la compra de miel española para mantener el hundimiento de los precios", apuntaba entonces el responsable apícola de Coag, Ángel Díaz.
Y mientras el sector se contrae, otros territorios aprovechan la situación y crecen. Es el caso de Sevilla, que ha aumentado significativamente la producción en el último año y es ya la líder a nivel andaluz. En tierras hispalenses se produjeron en los doce meses de 2024 1.559,1 toneladas de género. Fue cuatro veces más que las 425,1 toneladas extraídas en 2023. En cuanto al número de colmenas, este creció de 85.269 a 86.959 en cuestión de un año.
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