Análisis de campaña hortofrutícola de Cajamar 2019-2020

La cotización media en origen de los cultivos sube un 6,4% en Almería

  • Judía verde y tomate registran las mayores caídas en ingresos y siguen perdiendo terreno tanto en superficie como en producción

Presentación del Análisis de la campaña hortofrutícola 2019-2020 de Cajamar

Presentación del Análisis de la campaña hortofrutícola 2019-2020 de Cajamar / Rafael González (Almería)

Estabilización en la superficie y volumen de producción y alza en el valor de la misma y también de los costes. Estas afirmaciones se constatan en el Análisis de la campaña hortofrutícola correspondiente al curso 2019/2020, presentado ayer por Cajamar y que elabora su Servicio de Estudios Agroalimentarios.

En cuanto a la superficie, de acuerdo a los datos expuestos por Ana Cabrera, coordinadora del informe, la provincia cuenta con 32.368 hectáreas de invernaderos, un 1% más que en la temporada agrícola anterior, concentrándose este aumento en el levante almeriense. Esta subida es mayor, del 3,1%, si se tiene en cuenta la superficie cultivada entendiendo los diferentes ciclos de cultivo, que alcanza las 60.699 hectáreas. Por cultivos, destaca el aumento de la superficie destinada a berenjena, que sube un 10,5%, a pimiento (+7,3%), que mantiene la tendencia al alza iniciada hace diez años, así como el liderazgo que le arrebató al tomate en la 2018/2019, y pepino (+4,8 %); mientras que bajan las hectáreas de tomate, en un 9,6%, y judía (-34,5 %), que continúa su particular declive año tras año reflejando su comportamiento como un cultivo residual.

El volumen de la producción hortofrutícola también se ha mantenido, con un ligero descenso del 1,2%, registrando un total de 3.721.118 toneladas, de las que 3.488.510 toneladas (-1%) corresponden a cultivos bajo plástico; la berenjena y el pimiento anotan los mejores comportamientos, con alzas del 13% y el 7,7%, respectivamente, mientras que cae la cifra en tomate y sandía (-10,3% en ambos casos), melón (-5,9%) y lechuga (-5%).

Los aspectos meteorológicos han influido en los datos de la campaña, si bien ha sido una temporada seca, las fuertes lluvias puntuales han hecho estragos en momentos clave para algunos cultivos. Según Cabrera, las lluvias de primavera han interferido en el cuaje de melón y sandía haciendo disminuir el potencial inicial de recolección; además la producción de lechuga también se vio afectada por las precipitaciones de febrero.

En Almería se produjeron en la última campaña 3,7 millones de toneladas

De media, el análisis de Cajamar, muestra que la cotización en origen en la última campaña ha subido un 6,4%. Y es que a pesar de los bajos precios en la fase inicial de la campaña, su segundo tramo contabilizó un aumento generalizado debido a la contracción de la oferta de lechuga, melón y sandía, así como por el aumento de la demanda que se produjo durante los meses del confinamiento por el coronavirus. Estos precios han repercutido en los ingresos totales de los agricultores en la campaña 2019-2020, que ascienden a 2.319,5 millones de euros, lo que supone un 5,2% más que la anterior, correspondiendo 2.291,6 millones de euros al valor de la producción intensiva, que sube un 4,7%. El inicio de la campaña se presentó con unas cotizaciones inferiores a la precedente, que fueron mejorando en los meses invernales y la segunda mitad de la campaña. El aumento de la demanda a consecuencia de la pandemia de la COVID-19, junto con dificultades productivas para algunas frutas y hortalizas, justifican este comportamiento de los precios en el tramo final del periodo productivo. Estos ingresos se han manifestado de forma desigual, así caen en judía verde en un 27,2%, y tomate (-10,8%), sobre todo por menor precio medio y menor producción, y en berenjena por cotización a pesar de la mayor superficie destinada a este cultivo; mientras para el resto de cultivos los ingresos suben, y lo hacen un 32,3 % en sandía, seguida del pepino (+15,3%), el melón (+13,2%) y el pimiento (+9,1%).

Otro dato positivo es que el consumo de frutas y hortalizas se ha disparado en los hogares, sobre todo, por el confinamiento, aunque el despegue comenzaba al palparse en febrero; en este sentido, el auge ha sido del 11,3%, mientras que el gasto per cápita ha subido un 17%.

En cuanto a la exportación, con una tasa de exportación del 80% del volumen de la producción, la comercialización de frutas y hortalizas almerienses en el mercado exterior continúa siendo uno de los puntos fuertes del sector. Tal y como apunta Ana Cabrera, si bien el volumen enviado a mercados exteriores está estabilizado, se vuelve a batir récord en su valor. En esta línea, el campo almeriense ha exportado 2.723.195 toneladas, un 0,4% más, por valor de 2.866 millones de euros, un 6,8% más. Si se tiene en cuenta la media del último lustro, los ingresos procedentes de las exportaciones hortofrutícolas han crecido un 21,3%.

En cuanto a los productos que han registrado mejores comportamientos en el volumen exportado han sido la berenjena (+8,5%) y el pimiento (+6,8 %), frente al retroceso anotado por el tomate (-10 %); mientras que en valor comercializado al exterior destacan la lechuga (+22,4%), la sandía (+16%), el melón (+12,2%) y el pepino (+11,3%), al contrario de lo ocurrido con el tomate (-5,7%) y la berenjena (-4,7%).

Respecto a los destinos de los cultivos almerienses, destaca el incremento en volumen, en un 11%, y en valor de las ventas, en un 18,4%, a Reino Unido a las puertas del Brexit. Los mercados alemanes y holandeses también suman sus compras, si bien Francia es uno de los principales destino que muestra la cara negativa con un 5,1% menos de volumen comprado a Almería y una caída del 2,7% del valor de las adquisiciones. Polonia y República Checa, en cambio, caen en cuanto a volumen, pero el valor de la producción almeriense en estos destinos sube.

Los costes suben un 3,1%, sobre todo por la mano de obra

De acuerdo al análisis de la pasada campaña elaborado por Cajamar, los efectos de la pandemia por la COVID-19 han ayudado a la contención de los costes para la mayoría de las partidas de gastos corrientes,respecto a la campaña anterior, si bien, el coste medio de explotación ha crecido un 3,1%, debido principalmente a los gastos de mano de obra. En 2019, la entrada en vigor del salario mínimo interprofesional (SMI) provocó un incremento considerable en la estructura de costes, que ha terminado de consolidarse durante la campaña 2019/2020, con un aumento del 9,3%. Entre las dos campañas, el coste de la mano de obra ha supuesto una subida del 23%. Esto representa un aumento de 5,4 puntos porcentuales en la composición de la estructura de costes de explotación, lo que es muy significativo, máxime si se tiene en cuenta que es la partida de mayor peso en el cómputo final. Aún así, la previsión que maneja el informe es que el año en curso, el correspondiente a 2020/2021, los gastos de mano de obra tiendan a estabilizarse.

Por el contrario, hay importantes partidas que han reducido su gasto, tales como la energía (-12 %), los fertilizantes (-7,2%), los costes financieros (-3,7%), así como los fitosanitarios y el plástico, ambos con un descenso del 2,5%. También bajan los costes en control biológico a pesar de que crecen las hectáreas cultivadas bajo esta técnica respetuosa con el medio ambiente. En este sentido, en Almería hay 24.740 hectáreas de superficie registrada bajo protocolos de control biológico, un 6% más que en la campaña anterior, siendo ya el 50,5% del total, con un coste medio por hectárea de 1.156 euros, un 8,2% menos.

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