El entorno natural como telón de fondo de la cinematografía

El medio ambiente ha sido y sigue siendo un elemento fundamental en la ambientación y la construcción de historias · El género documental deja paso a la distopía

Hacia Rutas Salvajes, de Sean Penn y Una verdad incómoda (abajo), de Al Gore, son dos visiones diferentes en las que la sostenibilidad ambiental juega un papel determinantes.
Hacia Rutas Salvajes, de Sean Penn y Una verdad incómoda (abajo), de Al Gore, son dos visiones diferentes en las que la sostenibilidad ambiental juega un papel determinantes.
Virginia Hernández / Almería

12 de octubre 2008 - 01:00

En El Incidente (M. Night Shyamalan, 2008), no es un monstruo innombrable el causante de todos los males, la fisicidad se anula para dejar paso a la incertidumbre. Inexplicablemente comienzan a suceder una serie de incidentes que provocan una psicosis masiva que, en pocas horas, se extiende a lo largo de los Estados Unidos. Basta un silbido, un soplo de viento e, instantáneamente, el mundo se para y el caos aparece, personificado en la irracionalidad más pura, en el acto de quitarse la vida obviando el dolor que conlleve esta acción extrema. Y es, tras varios actos suicidas, después de un infinito catálogo de respuestas a la desesperación, cuando el espectador empieza a entender cuál es la causa de todos los males, que no es sino la reacción del propio Mundo que se rebela contra la destrucción provocada por el Hombre.

En los últimos tiempos la cinematografía ha adoptado a la Naturaleza no sólo como telón de fondo, sino como protagonista de unas tramas que tienden, cada vez más, a presentar los nefastos efectos de la acción del Hombre sobre el planeta. El tema orwelliano de la distopía (utopía negativa o perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal), centraliza la trama de creaciones contemporáneas como Hijos de los hombres (Alfonso Cuarón, 2006), visión apocalíptica sobre las consecuencias que podrían verificarse de no cambiar (cuidar) nuestra relación con el medio que nos rodea. El tema no es nuevo, basta recordar títulos memorables como la obra maestra de Ridley Scott, Blade Runner (1982), o Matrix (L. y A. Wachovski, 1999), que hacen uso de la ciencia ficción para lanzar un mensaje similar, con un trasfondo totalmente maquínico despojado de cualquier rastro de vida natural.

Alarmante es, también, Una verdad Incómoda (2006), documental dirigido por Davis Guggenheim y protagonizado por Al Gore, que ha suscitado una gran repercusión mediática tanto por el contenido como por la relevancia de su 'actor'. El ex-candidato presidencial estadounidense inició una campaña mundial contra el calentamiento global que dista mucho de la visión documentalista de Robert Flaherty sobre el hombre y el medio que lo rodea. Su obra de 1922, Nanook el esquimal, cuenta la vida de una familia dentro de un iglú, y está considerada la primera película documental de la historia, a pesar de que algunos detractores la rechazan como tal, por contener elementos poco neutrales.

Realidad y ficción relatan, cada una a su modo, la mecánica y los entresijos del medio ambiente, de los humanos y la relación de dependencia entre ambos. Una relación que, en algunos casos, puede ser casi idílica. Muestra de ello son Hacia rutas salvajes (Sean Penn, 2008) y Luz silenciosa (Carlos Reygadas, 2008), viajes laberínticos hacia lo más recóndito de la persona a través de la inmersión en la naturaleza salvaje. El medio ambiente es el entorno en el que el hombre puede ser lo que realmente es: un animal.

stats