Un estudio oceanográfico halla el hábitat idóneo de la sardina

El modelo permite determinar cuáles son las áreas favorables para la especie y es, por tanto, una potencial herramienta para establecer áreas de protección

Los bancos de sardinas han descendido desde los años '90.
Los bancos de sardinas han descendido desde los años '90.
Redacción / Almería

14 de abril 2012 - 01:00

Investigadores de los centros oceanográficos de Baleares y Málaga del Instituto Español de Oceanografía (IEO), en colaboración con investigadores de otros centros de investigación de diferentes países europeos, han llevado a cabo un estudio que modela la variabilidad espacial y temporal del hábitat de las poblaciones sardina (Sardina pilchardus) en el conjunto del Mar Mediterráneo, integrando información de diferentes zonas y de diferentes épocas del año.

El estudio integra datos provenientes de campañas de prospección acústica de los años 2003 a 2008 del norte del Mar Egeo (Mediterráneo Oriental), del Mar Adriático y Canal de Sicilia (Mediterráneo Central) y las aguas españolas del Mediterráneo Occidental, junto con datos satélite de parámetros medioambientales (temperatura superficial del agua, concentración de clorofila, salinidad) y datos de batimetría, con el fin de modelar el hábitat potencial de la sardina en verano, otoño e invierno en todo el Mar Mediterráneo.

Se elaboraron mapas de probabilidad de presencia de sardina en el mar Mediterráneo y se estudió su persistencia en el tiempo y el espacio. Las áreas donde se dan las condiciones favorables para la sardina de manera persistente en todas las épocas del año estudiadas constituyen lugares idóneos para implantar sistemas de gestión que permitan proteger la especie, como por ejemplo, estableciendo áreas marinas protegidas.

La sardina juega un papel crucial en la cadena trófica ya que es uno de los principales responsables de la transferencia de energía desde los eslabones más bajos (plancton) hacia eslabones superiores de los ecosistemas marinos. Además, esta especie, junto con el boquerón (Engraulis encrasicolus), representa una gran proporción de las capturas de pequeños pelágicos del Mediterráneo. Este grupo de peces son muy dependientes de la variabilidad ambiental debido a sus peculiaridades biológicas y ecológicas y que, además, sufren un nivel de explotación elevado en muchas áreas del Mediterráneo.

"En el Mediterráneo español las poblaciones de sardina se encuentran en descenso desde los años '90. Así pues, el establecimiento de áreas marinas protegidas puede resultar un factor crucial de cara al mantenimiento de la especie y a la sostenibilidad de las pesquerías que dependen de ella", subraya Pilar Tugores, primera autora del trabajo.

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