El melón blanco se convierte en una alternativa para la exportación

Algunos agricultores de la provincia sustituyen sus cultivos de Galia o piel de sapo por otros más exóticos como el naranja Cantaloup, muy apreciado en Francia, o el albino, dirigido al mercado portugués

Cuando la tonalidad es cremosa, el fruto está listo para el consumo.
Cuando la tonalidad es cremosa, el fruto está listo para el consumo.
V. Hernández / La Mojonera

14 de mayo 2011 - 01:00

Su aspecto ovalado y su sabor son muy similares a los de su 'primo', el piel de sapo, pero su color es mucho más llamativo. Aunque no se encuentra en supermercados o tiendas de alimentación almerienses ni del resto de España, el melón blanco nace aquí, en la provincia. Desde hace unos cuantos años algunos agricultores se decantan por este cultivo como "alternativa" a otros más comunes. La principal diferencia, además de su color, es su destino, siempre extranjero. Y es que nada más dejar la mata, un camión espera para recoger la producción y llevarla a Portugal, previo paso por la cooperativa.

Esta misma semana, en una finca de la Sociedad García Cervilla uno de sus propietarios ha cortado la producción de la que será su segunda 'hornada' de melón blanco. Empezó a cultivar esta variedad el año pasado para "probar" y ahora repite en un invernadero de 8.000 metros. "Es una opción más, otra salida para el mercado", de hecho hace varias campañas ya hizo sus pinitos con el naranja Cantaloup.

Trabajar un tipo de melón u otro es muy similar a nivel práctico. En su caso, la única diferencia que ha podido apreciar es que el fruto albino muestra una sensibilidad mayor a la 'ceniza' u Oidio, a la que combate mediante mecanismos de lucha integrada como el Amblyseius swirskii. Por el resto, los tiempos y mecanismos que se actúan son prácticamente iguales. Las semillas se plantan en febrero; pasados 40 o 45 días se introducen colmenas en la finca para facilitar la floración, se deja trabajar a las abejas una semana, "así se concentra el cuajo"; y a los 50 días de haber introducido la fauna auxiliar la cosecha está lista para la recolección. En cuanto al rendimiento, cada metro cuadrado genera una media de 4 kilos de producto y la unidad suele alcanzar un peso que oscila entre los 2,5-3 kilos.

"Diferencia de precio prácticamente no hay, esto va según mercado", explica el agricultor. Después de enseñarle el producto a su comprador final, portugués, los 28.000 kilos de producción que ha obtenido se llevan en boxes o jaulas de 400 kilos a Vicasol y, de ahí, emprenden su camino a territorio luso.

En unos días Miguel Ángel sabrá si ha acertado al elegir este cultivo y si su esfuerzo ha valido la pena. De momento lo único que tiene claro es que "el final de la campaña está yendo fatal" por los "bajos precios" que están experimentando algunos productos como el tomate, con cotizaciones que apenas alcanzan los 15 céntimos en la variedad cocktel. En otra de sus fincas tuvo que "arrancar" el pepino porque lo estaban comprando "a 10 o 12 céntimos".

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