Los negocios del Zapillo echan el freno por las obras: "La gente salta montañas"

Es una estampa que define la llegada del verano. El peregrinaje de los almerienses a la playa en busca de algo de fresco no cambia ni con la llegada de eso que llaman el metaverso. Los comerciantes del barrio del Zapillo lo agradecen. Buena parte de los ingresos que reciben durante el año se concentran en tres meses.

La Avenida Cabo de Gata es el epicentro de ese peregrinaje a las zonas costeras.

“En un mes normal de verano pueden venir 10.000 personas”, señala Encarna Gázquez, propietaria del estanco nº27, situado en la plaza del Zapillo. Atiende el teléfono con una sonrisa que anticipa su respuesta. Ella no tiene nada de lo que quejarse. Su situación es algo mejor que la de los negocios vecinos, que protestan por las obras que el Ayuntamiento inició en el mes de noviembre en la zona de la Avenida Cabo de Gata de la capital.

Poco antes de hablar con ‘Diario de Almería’ lo hizo con su compañera Sonia, propietaria de una administración de loterías. Sonia sí tiene de lo que quejarse. “Hemos perdido un 20% de clientes”, denuncia.

A ella las obras le salpican de lleno y denuncia que le han afectado a las dos fechas de más venta, Navidad y Verano. En la popular Doña Manolita, la administración más famosa de Madrid y del país, ya hay gente esperando. Sonia lo recuerda con añoranza. “Nosotros tenemos dos máquinas de lotería porque siempre tenemos cola, éramos la manolita del Zapillo”, rememora.

Sonia encaja el golpe al bolsillo como puede, con filosofía. “Estamos intentando hacer caja como podemos, es muy complicado”, asegura. Su vecina Encarna está más tranquila. Nunca le falta gente. De hecho, responde a las preguntas mientras atiende a una clienta. La clave, la gente tiene más ganas de evadirse con un cigarro que de hacerse millonaria. “El estanco es vicio, la gente salta montañas para venir”, explica.

Para Sonia, lo peor acaba de llegar.

“Llevamos desde diciembre sin acceso a la calle y ahora nos han cortado los accesos a la playa”, explica con profundo tono de molestia. La relación con el Ayuntamiento es fluida. “Estamos en continuo contacto con el Ayuntamiento pero ha habido cambios tras las elecciones”, explica Sonia. La nueva concejal responsable del área de Urbanismo es Eloísa Cabrera, que tomó posesión de su cargo tras la constitución del Ayuntamiento el 17 de junio. “La nueva concejal nos ha dicho que tomaría nota”, recuerda Sonia, quien teme que caiga en saco roto.

Entre los vecinos hay temor. Están permanentemente en contacto para comentar las novedades. También tienen entre las fuentes a los obreros a cargo de las remodelaciones. “Los obreros vienen a comprar y no le ven fin a esto, dicen que nos vamos al año que viene”, asegura Encarna. Al otro lado de la vía telefónica, Sonia confirma ese presentimiento, no confirmado por el Ayuntamiento.

“Es una vergüenza”, sentencia Sonia con impotencia. Teme que la campaña navideña vuelva a sufrirla tras un mal año por las restricciones al tráfico. “Cuando hay campeonatos en la playa, la gente viene pero si no tiene accesos la gente se va a otros sitios”, explica. Teme que el público que se ha ido ya no vuelva.

Llegar a la Avenida es complicado. Solo hay un carril operativo mientras el resto se pone a punto. Unas tareas de mejora que están complicando la circulación de vehículos durante los meses con mayor afluencia.

“Hay unos atascos tremendos”, explica Sonia sobre los problemas para moverse en el barrio, una complicación más para atraer a los clientes. “Es un barrio abierto al mar pero nos cierran los pasos en plena campaña fuerte”, sentencia la dueña de la administración.