Vivir en una casa prefabricada, ¿la solución a los males de la vivienda?

Mientras la construcción no baje los precios, los ciudadanos buscan alternativas para poder acceder a una vivienda sin caer en la bancarrota

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Antonio abre una de las estancias de estos módulos. / Marian León

La mañana es calurosa, de esas que achicharran, pero el Polígono Venta Alegre, en Huércal de Almería, no para de trabajar. Una puerta está abierta. Contiene esqueletos gigantes, bocetos de lo que serán viviendas. No hay ni un ladrillo, nada de cemento. Son módulos, y cada vez se compran más. Antonio Sánchez es el responsable de ese ‘imperio’, otra solución al crisis de la vivienda.

Sánchez no ve con buenos ojos la situación actual. “El mercado está evolucionando, pero a peor en vez de a mejor”, cuenta a los periodistas. Su despacho está construido sobre un módulo. Había que dar ejemplo. Recalca que, aunque pretenda solucionar la actual coyuntura, esta no es una innovación. “El mercado lleva ya muchos años, esto no se ha acabado de inventar”, explica.

Él pone la alternativa sobre la mesa, falta que los políticos quieran tomarla. No termina de ser optimista. “Yo con la administración estoy muy decepcionado, no busca la solución para el problema que hay”, defiende. Sus argumentos son que se puede levantar más rápido las nuevas edificaciones y que estas tienen la misma calidad que las de ladrillo. “En la construcción se tarda un año en hacer una casa de cien metros cuadrados, pero aquí son solo tres meses”, explica. Entre los motivos que explican su desencanto con los políticos está la burocracia. “En Roquetas nos tuvieron más de un año con la licencia parada”, denuncia.

Una de las viviendas prefabricadas que ha vendido Antonio. / D.A.

Si hay más casas, mejor se responderá a la ingente demanda para comprar. “Puedo llegar a más gente que en la obra tradicional”, añade. Pero este mercado no termina de calar. No hay datos a nivel provincial sobre el porcentaje que estos hogares suponen sobre el total, pero un estudio de la plataforma Habittisimo, hecho en pleno torbellino de la crisis de precios de 2022, explicaba que en Barcelona, que es la zona que mayor número de interesados en hacerse con uno de estos inmuebles, apenas un 13%de los compradores que acudían al mercado lo hacían con intención de apostar por la obra prefabricada. Sánchez cree que los clientes que van con dudas, acaban aficionándose.

Sánchez cree que, en caso de que se las administraciones se pusieran a levantar estos edificios modulares ‘a mansalva’, los clientes lo comprarían con celeridad. “Si un promotor lo sacara, ¿Crees que no se agotaría rápido si es más barata, más rápida y más eficiente?”, se pregunta retóricamente el propietario de la compañía Custom Home.

Y es que el precio es una cuestión importante. Construir una vivienda en módulos sale por la mitad de precio, de media, que edificar una de obra tradicional. Los inmuebles que realiza el equipo que dirige Antonio Sánchez cuesta 1.050 euros por metro cuadrado, por una propiedad de medio centenar de metros cuadrados de tamaño, más lo que haya que pagar por el transporte. Da igual donde se vaya a situar la vivienda, el precio es el mismo. Una casa ‘clásica’ llega a costar, según las cifras de este empresario, hasta 2.000 euros por metro cuadrado. Una diferencia considerable que, explica Sánchez, debería ser la catapulta definitiva para este producto.

La mala imagen, un lastre

Una de las afirmaciones que más se hacen en relación a las viviendas prefabricadas son sobre su supuesta mala calidad. Cada vez que se instalan ‘barracones’ en los centros educativos, arden las críticas por la precariedad y el cataclismo que esto supone. Sánchez pide no generalizar. “Es que los módulos que se ponen en las escuelas son de muy mala calidad”, afirma. “Si tú coges un coche de una gama muy baja corres el riesgo de, si haces un viaje largo, tener un problema. En todos los sectores hay productos de baja calidad, pero eso no arrastra su imagen”, recalca.

Este empresario defiende su producto. “Es más rápido de hacer, más barato y con una mayor eficiencia energética”, asegura, explicando que todos sus inmuebles “se hacen con una calidad tipo B, que pocas viviendas tienen”.

El Gobierno se pone manos a la obra

Quien se ha puesto manos a la obra es el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que el pasado mes de enero anunciaba su intención de regular la construcción de casas prefabricadas como solución para que la gente joven pueda independizarse sin caer en la bancarrota. En abril, el líder del ejecutivo central cuantificó en qué consistía su plan:1.300 millones de euros en una década para el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de vivienda, con la idea de levantar de 15.000 a 20.000 viviendas, o al menos la mitad del inmueble, al año en las fábricas. Para ello, y ahí viene la inversión, se deben edificar naves con maquinaria propicia para asumir este trabajo.

Antonio en uno de los módulos. / Marian León

“Necesitamos transformar la forma de construir para mejorar nuestra forma de vivir, porque la dimensión del desafío lo exige”, dijo entonces Sánchez, quien comparte tanto apellido como afan por el sector con este empresario almeriense. El sueño de Antonio es que se puedan construir barrios enteros solo a base de módulos, lo que reinventaría el urbanismo en suelo almeriense.

Es el caso de The Arches, un conjunto de seis viviendas construidas solo a través de este método. Están situadas en el barrio londinense de Dartmouth Park, en una zona llena de parques al norte de la ciudad. Lejos de parecer artificial, estas edificaciones siguen el modelo arquitectónico victoriano. La pregunta es si algún día tendrá Almería un ejemplo idéntico. Para tener la respuesta, parece, habrá que esperar aún no poco tiempo.

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