Pasarela

Delphine debuta en público con su padre, Alberto II de Bélgica

  • Aunque ya asistió a la fiesta nacional hace unos meses, la hija extramatrimonial que el rey Alberto reconoció hace dos años, comparte acto oficial con él y su mujer, la reina Paola, por primera vez.

Delphine de Bélgica, a su llegada al oficio religioso.

Delphine de Bélgica, a su llegada al oficio religioso. / Efe

Alberto II de Bélgica por fin ha compartido espacio en público con su hija, la princesa Delphine. Tras una larga lucha en los juzgados, en enero de 2020 el antiguo rey de los belgas por fin reconocía a la hija extramatrimonial que tuvo hace 53 años. La nueva princesa ha dado ahora un importante paso institucional: acudir a un acto oficial con su padre, Alberto II, y su esposa, la reina Paola.

Delphine (segunda de la segunda fila, a la izquierda), con el resto de miembros de la familia real belga. Delphine (segunda de la segunda fila, a la izquierda), con el resto de miembros de la familia real belga.

Delphine (segunda de la segunda fila, a la izquierda), con el resto de miembros de la familia real belga. / Gtres

El escenario de este primer encuentro ante los medios con su progenitor, sus hermanos y sus tíos ha sido la iglesia de Nuestra Señora de Laeken, donde se celebró un servicio religioso en memoria de los miembros fallecidos de la familia, cuyas criptas están situadas en el templo. A esta misa, que es una tradición que mantienen desde 1935 ya que el 17 de febrero del citado año falleció el rey Alberto I, la princesa Delphine asistió vestida de riguroso negro y acompañada por su marido, James O’Hare.

La princesa Delphine, durante la misa. La princesa Delphine, durante la misa.

La princesa Delphine, durante la misa. / Gtres

Delphine de Bélgica generó una gran expectación a su llegada a esta cita, que marca un antes y un después en su relación con los Sajonia-Coburgo ya que, aunque el pasado año ya estuvo en la misa, debido a la pandemia se hizo por turnos y ella no coincidió ni con Alberto II ni con la reina Paola. Antes de entrar al templo saludó discretamente a los medios de comunicación allí presentes e intercambió una breve charla con monseñor Van Looy, a quien le dijo que se trata de un día muy especial, tal y como indica Nieuwsblad. Tras esto accedió a la iglesia, donde se sentó junto al resto de miembros de la familia real belga, entre ellos los actuales reyes, Felipe y Matilde.

La prensa belga comentó que Alberto II, quien llegó a la ceremonia caminando con un bastón y con un apósito en la sien derecha, presentaba un aspecto algo desmejorado.

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