El árbol de la muerte

Terror, Australia, 2014, 94 min. Dirección y guión: Jennifer Kent. Fotografía: Radek Ladzcuk. Música: Jed Kurzel. Intérpretes: Essie Davis, Noah Wiseman, Daniel Henshall, Hayley McElhinney, Barbara West, Ben Winspear, Tiffany Lyndall-Knight. Cines: Miércoles 23 de enero. Aforo: Al-Ándalus Bormujos, Arcos, Cineápolis, Cinesa Camas, Cinesur Nervión Plaza 3D, CineZona, Los Alcores, Metromar.

Babadook es, digámoslo en plan crítico convencional, una de las mejores cintas de terror (puro) del cine reciente. Una película singular y turbadora que apuesta por el género como territorio de fantasmas, pesadillas diurnas y metáforas, una inteligente transposición del duelo (de una mujer por la pérdida de su marido) o el miedo existencial (a criar sola a un hijo conflictivo e indeseable) en las formas de una puesta en escena que no sólo conoce bien los resortes de la sugestión cinética, sino que está dispuesta a llevarlos un poco más allá de los clichés y tópicos visuales y sonoros que suelen inundar y banalizar este tipo de películas.

Desde Australia, en clave depurada y económica, Babadook escruta el espacio y los rincones de una casa suburbial tomada por las fuerzas de lo siniestro, su siempre eficaz arquitectura en varios niveles (sótano, base, primera planta, desván), para someter al espectador a un verdadero ejercicio de tensión y angustia a propósito de la materialización, muy bien dosificada, del terror en la imagen de un monstruo trazado con la tinta negra de las ilustraciones expresionistas de un cuento infantil.

Jennifer Kent no renuncia en su propósito a tocar y remover las pulsiones sexuales unidas indefectiblemente a la pulsión de muerte, lo cual puede recordarnos incluso al último Lars Von Trier, aunque su objetivo no parece tanto salir del género como estructura como extraer de éste todo su potencial icónico y popular para afrontar otros asuntos, otras derivas psicoanalíticas, otros miedos mucho más terrenales.