Lo humano como narración

El cerebro narrativo | Crítica

Sexto Piso publica 'El cerebro narrativo', ensayo inteligente, bienhumorado y sólido del catedrático de ciencias cognitivas Fritz Breithaupt, donde se analiza el carácter fabulístico del ser humano y sus plurales utilidades

Imagen del profesor alemán afincado en EE. UU. Fritz Breithaupt (Meersburg, 1967)
Manuel Gregorio González

24 de septiembre 2023 - 06:00

La ficha

El cerebro narrativo. Fritz Breithaupt. Trad. Joaquín Chamorro Mielke. Sexto Piso. Madrid, 2023. 320 págs. 22,90 €

Este ensayo del profesor Breithaupt aborda la cuestión de la narratividad humana, así como de las funciones que la narración cumple en la configuración y el desarrollo del hombre. Quedan, pues, fuera de este estudio, tanto el trasvase de la tradición oral a la literatura escrita (vale decir, la traición de Platón a Sócrates y la extensión del olvido que ello supone, según recuerda Emilio Lledó en El silencio de la escritura), cuanto la literatura antinarrativa del siglo XX, cuya ambición no era otra que huir de “la odiosa premeditación de la novela”, ante la cual actúa la escritura automática del surrealismo. Añadido a ello, un último limes al que se hace mención en este ensayo, será el éxito actual de los “discursos” y las “narrativas” con que se quiere simplificar, histórica o políticamente, una realidad compleja. Breithaupt, docente alemán afincado en los USA, hará mención al expresidente Trump en varias ocasiones. Lo cual no implica -antes al contrario- que en Europa nos quede algo que aprender sobre la áspera narratividad populista.

El grueso de este ensayo se dedica a la naturaleza misma de la narratividad

El cerebro narrativo de Breithaupt parte, pues, de un doble aspecto de la narración: el aspecto estudiado en estas páginas, y que se corresponde a un hecho antropológico de largo aliento (por qué y cómo y con qué objeto el ser humano se expresa narrativamente); y otro aspecto, derivado del primero, cual es el uso espurio de esta facultad humana, cuyo carácter explicativo, organizativo y restaurador, se ve orientado en distinto sentido. Como ya hemos dicho, el grueso de este ensayo se dedica a la naturaleza misma de la narratividad. Y para ello el autor acude, en primer término, a la morfología de los cuentos que estudió Propp y a las compilaciones infantiles del XVIII (Perrault) y el XIX (los hermanos Grimm), que atendían a una idea de lo popular, de lo folklórico, entonces en desarrollo. De ahí extraerá Breithaupt ciertos caracteres perdurables del hecho narrativo que coinciden, sumariamente, con lo escrito por Propp y lo postulado por Bettelheim en su Psicoanálisis de los cuentos de hadas. Esto es, destaca la vulnerabilidad de sus protagonistas como impulsora de la astucia infantil, y su triunfo sobre fuerzas adversas y muy superiores.

Anteriormente, Breithaupt, ha subrayado el carácter causal de las narraciones que le atribuye Bartlett. Sin embargo, con posterioridad matizará dicha afirmación, ampliando el alcance de lo narrable. En “el pensamiento narrativo -escribe Breithaupt en la página 229- hemos encontrado una codificación de los acontecimientos que ha hecho que las experiencias de las personas sean comunicables y transferibles”. He ahí, pues -la comunicabilidad y la transmisibilidad de los sentimientos-, la función donde Breithaupt consigna la principal utilidad de narrar. Una utilidad, en todo caso, de carácter social, sobre la que se edifica una idea comunitaria. Es en tal sentido, precisamente, como Breithaupt recuerda la tesis de Dunbar según la cual el cotilleo y la maledicencia cumplen la misma función cohesiva que el despiojamiento entre simios. En cuanto al resto de funciones del pensamiento narrativo (ensoñación, triunfo, asombro, novedad, misterio, amor, sorpresa...), habrá también que consignar un doble carácter, íntimo y comunal, de la narración, puesto que narrar ya presupone al otro y otorga una mayor comprensión, no sólo del propio individuo, sino del mundo circundante.

La narración es, pues, una “codificación de los hechos”, un producto cultural, sujeto a condicionantes. Y es en esta faceta empírica donde Breithaupt ofrece resultados de mayor alcance, ya que de los experimentos realizados en la transmisión oral de narraciones, Breithaupt extrae no sólo sus aspectos de más perentorios, sino el propio mecanismo con el que se forman y sedimentan los mitos. Es ahí donde se revelan los resorte propios de la narratividad, y en consecuencia, la extraña prolongación que otorgó a sus mitos ancilares, vertiéndolos por escrito, el Inca Garcilaso. Por otro lado, como mecano organizativo y compensatorio, la narración está sujeta a usos espurios o fallidos. Las páginas que Breithaupt dedica al “relato” del 11-S, o a la ausencia de él en la pandemia vírica, son suficientemente persuasivas. De todo ello se induce, necesariamente, que el hombre es, a un tiempo, creador y criatura, beneficiario y víctima de sus narraciones.

Un antiguo cautiverio

Según sostiene Breithaupt en estas páginas, el hombre construye una idea de sí mediante la argucia narrativa. Ahí es donde el ser humano baraja episodios y suministra deseos y figuraciones (el miedo, la esperanza, el heroísmo, la venganza, la tentación, etcétera), con las que proporcionarse un retrato aceptable de sí mismo. Como es lógico, de ello no se infiere la verdad. Pero sí un individuo y una sociedad capaz de ordenar los hechos en su beneficio. Según Breithaupt, la vulnerabilidad de los personajes románticos reunidos por los hermanos Grimm (orientados a que el individuo se trasnfigure y sobreponga al peligro) se halla en el origen de cierto victimismo reciente. Lo cual implica que el pensamiento narrativo es un fenómeno histórico; y en consecuencia, metamórfico, maleable, sujeto a reordenación. También implica, por igual motivo, que esta inclinación del hombre hacia lo narrativo pudiera convertirse en una horma equívoca, en exceso opresiva, para las necesidades y sueños del individuo concreto. En este aspecto, la narración sería tanto un seguro contra la incertidumbre como un “miedo a la libertad”, que Fromm ya ha definido con suficiencia.

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