Hay barajas de cartas que son más grandes que su estuche y se pueden introducir a la perfección en su interior. Este es uno de los múltiples trucos que realizó el mago Alberto de Figueiredo en sus dos funciones en el Teatro Municipal con el espectáculo Las cartas sobre la mesa.

El mago comenzó con un calentamiento para sorprender a los asistentes. Realizó cortes donde iban aumentando el número de cartas dependiendo del orden en el que se hicieran.

Alberto de Figueiredo consiguió que muchas de las personas que acudieron al Teatro Municipal se quedaran boquiabiertas con un sólo toque que el mago hiciera sobre la baraja de cartas. Espolvorear de forma mágica las cartas y que apareciera la que se estaba buscando se demostró una y otra vez.

El mago que llegó solo al espectáculo se hizo de dos ayudantes para realizar los distintos trucos. En la primera función salió a escena una chica llamada Trini que colaboró con él en casi todos los números de magia que fue realizando.

Alberto de Figueiredo quería que algunos tuvieran el privilegio de disfrutar de la magia de cerca y que así fueran testigos de si había truco visible dentro del número.

Con una pantalla de fondo, los asistentes observaron los detalles de las distintas partes del espectáculo, del movimiento de manos del mago y de los momentos más destacados de la actuación.

Pero el mago no quiso que la chica que le estaba ayudando se quedara sola. Otra de sus víctimas fue el concejal de Cultura, José Lázaro, que no puso ninguna objeción a la hora de salir al escenario.

Uno de los números que consiguió más expresiones de sorpresa fue cuando contó su historia a través de los números de las cartas y que coincidían con las fechas que él iba dando.

La expectación creció más cuando el mago se puso una venda en los ojos y fue realizando distintos trucos de forma certera.

Figueiredo sacó al espectáculo una moneda de dólar que sirvió para encontrar la carta elegida y para que la chica que salió a escena también consiguiera hacer magia por un día.