Cultura

La Alcazaba abre por primera vez las mazmorras al público

  • El arqueólogo Lorenzo Cara explicó a dos grupos de visitantes las funciones de los silos que albergaban el cereal

La Alcazaba de Almería abrió ayer por primera vez al público sus mazmorras, que se encuentran junto a la alberca en el segundo recinto. El público muy interesado en conocer este espacio de la Alcazaba y conocer su historia atendió a las explicaciones del arqueólogo Lorenzo Cara Barrionuevo.

Esta actividad celebrada ayer formaba parte de 'El espacio del mes' que organiza la Delegación de Cultura de Almería. Cara explicaba que "estas mazmorras o silos, donde se guardaban los cereales fueron descubiertas en los años 40 por José Guillén. A partir de ahí se descubrió también otro silo en el tercer recinto".

Barrionuevo anunció que en las visitas guiadas a la Alcazaba se pretende también incluir el espacio de las mazmorras. El arqueólogo explicó con detalle el significado de las mazmorras. "Generalmente se utilizaban para reclutar prisioneros y también para almacenar cereales".

"Los silos tienen una forma de botella. Las dimensiones son muy diferentes. Estos tienen ocho metros de alto por ocho metros de diámetro. El primer silo es un poco más grande que el segundo, y es un espacio excepcional, porque se conservan bien y no han sido antes visitados", comenta Cara Barrionuevo. En el tercer recinto también se pudo ver la boca de entrada de otro silo.

También se visitaron los restos de un horno de los siglos XVII y XVIII. De ahí surgieron lo que se conocía como Los bizcochos de la Alcazaba, un tipo de pan para aprovisionamiento militar y civil. El pan se cocía en una tahona u horno de pan, cuyos restos se pueden todavía observar en el segundo recinto.

A partir de 1706 se crean los Bizcochos de la Alcazaba, un tipo de pan duro, lo que facilitaba su conservación en los barcos, por lo que debía mojarse para ser comestible. A menudo los bizcochos de la Alcazaba se utilizaban para abastecer la ciudad de Argel mientras estuvo en poder de los españoles.

En el tercer recinto también se visitó la entrada de un silo y las piezas de un molienda. Allí se pudieron ver dos grandes ruedas para moler el trigo. El público quedó fascinado ayer con la visita puesto que tuvieron el privilegio de poder introducirse en el interior de loas mazmorras.

Los visitantes contaron con un casco de protección para evitar golpes en la cabeza, puesto que las mazmorras tenían techos bajos y además había lugares muy estrechos, sobre todo el pasillo que comunicaba el primer silo o mazmorra con la segunda. Todos atendieron las explicaciones de Cara Barrionuevo. Una vez más, la Alcazaba volvió a sorprender con un espacio muy atractivo.

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