Cultura

La Almería contrabandista llega en una exposición al Archivo Histórico Provincial

  • La delegada de Cultura, Eloisa Cabrera presenta la exposición en el Día de los Archivos

María Luisa Andrés, Eloisa Cabrera, Emilio García Campra y Andrés Sánchez Picón.

María Luisa Andrés, Eloisa Cabrera, Emilio García Campra y Andrés Sánchez Picón.

La Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico, a través de la Dirección General de Patrimonio Histórico y Documental, ha organizado un programa especial de actividades divulgativas en los ocho archivos provinciales andaluces, el Archivo General de Andalucía y el Archivo de la Real Cancillería, con motivo del Día Internacional de los Archivos, que se celebra hoy día 9 de junio. Esta efeméride –que coincide con la fecha en la que se creó el Consejo Internacional de Archivos- persigue promover el valor de los archivos al servicio de la investigación, la memoria y la cultura.

Bajo el lema Empoderar los archivos, para la edición de este año, el Archivo Histórico Provincial de Almería ha programado la exposición “La Almería contrabandista. Apogeo del contrabando del siglo XIX”, en la que se mostrarán documentos conservados en el centro vinculados al contrabando de géneros, a sus protagonistas o a acontecimientos derivados de esta práctica.

La muestra, que ha sido presentada hoy por la delegada territorial de Cultura y Patrimonio Histórico, Eloísa Cabrera, se podrá visitar hasta finales de diciembre de este año, de lunes a viernes laborables y de 9 a 14 horas. La delegada ha estado acompañada durante el acto por la directora del centro, María Luisa Andrés y los especialistas en el tema Emilio García Campra, profesor mercantil jubilado e historiador por vocación y Andrés Sánchez Picón, catedrático de Historia Económica de la Universidad de Almería.

Eloísa Cabrera ha señalado que el objetivo es mostrar a la ciudadanía el importante volumen de documentación que conserva el Archivo relacionado con el contrabando, “una actividad económica ilícita que tuvo su máximo apogeo en la provincia de Almería en el siglo XIX, ya que una parte considerable de la población tuvo alguna relación con el contrabando de géneros, tabaco o ropajes, entre otros”.

Según ha explicado la delegada, los documentos que se exponen reflejan, entre otras, “acciones de vecinos que obtenían beneficios con la requisa y venta de productos ilícitos, de empleados de la hacienda pública que los perseguían por su falta de contribuciones al erario público, de responsables de impartir justicia que juzgaban los delitos o del Cuerpo de Carabineros que se encargaba de vigilar las costas, perseguir esta actividad y a sus actores”.

De todos ellos se muestran documentos procedentes de la Administración de Aduanas, de la Delegación de Hacienda, de la Administración de Justicia y otros estamentos, que dejaban constancia en su actividad administrativa de las acciones que realizaban para controlar y evitar esta corrupta actividad.

Cabrera ha agradecido a “dos grandes usuarios de este Archivo”, el profesor e historiador Emilio García Campra y el catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Almería, Andrés Sánchez Picón, su colaboración y asesoramiento en la organización de la muestra.

Fraude escandaloso

Sánchez Picón se ha referido al contrabando en la provincia tal y como se le llamó en la época en el Congreso de los Diputados en varias ocasiones, como el “fraude escandaloso” que acontecía en la provincia de Almería.

El catedrático ha explicado que el contrabando consistía fundamentalmente en que desde la plaza de Gibraltar, cargamentos de tejidos ingleses (que bien estaban prohibidos o bien tenían que pagar elevados aranceles) y también tabaco, eran cargados y descargados a lo largo del litoral. Andrés Sánchez ha fundamentado la especial agudeza del contrabando en Almería por su costa lejana, aislada, incomunicada y por tanto, “un lugar muy a propósito para realizar las descargas de géneros que traían barcos de gran porte, artillados, armados y que eran recibidos en la arena de las playas por contingentes de contrabandistas muy numerosos, a veces de partidas de cientos de contrabandistas bien armados que acudían a la costa y después remontaban hacia pueblos del interior, especialmente desde la Taha de Marchena, Bentarique y Gérgal. La carga después se iba distribuyendo en pequeñas partidas y se vendía fundamentalmente en el mercado local, puesto que había demanda”.

A la situación geográfica y un potencial de demanda insatisfecha, ha añadido “la abundante mano de obra con acceso a armas de fuego a trabucos, fabricantes de pólvora y un Estado con sus terminales llegando muy débilmente a esta zona remota de España”.

Por su parte, García Campra ha destacado “uno de los ejemplos que pueden encontrar en las amarillentas páginas de los legajos de esta casa”, refiriéndose a que “en un momento de fuerte tensión en Almería como lo fue el mes de agosto 1824, sus autoridades se vieron obligadas a instalar el día 12 un cañón de 24 libras en las murallas de la puerta de Purchena para intimidar a los contrabandistas de la Taha de Marchena que amenazaban con recuperar un importante alijo desembarcado en las playas de San Miguel por el contrabandista El Chato el día 7 del mismo mes y custodiado en nuestra atarazanas”.

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