Cultura

Almería reconoce los más de 50 años de cante del maestro Pansequito

  • El alcalde de la ciudad, Ramón Fernández-Pacheco, acompañado del edil de Cultura, Diego Cruz, le entregaron una placa de reconocimiento, con José del Tomate abriendo la velada

El Auditorio Maestro Padilla reunía el sábado a dos generaciones del arte flamenco. La leyenda del cante Pansequito y el brillante presente con proyección de futuro del guitarrista José del Tomate. Una velada de entrada gratuita.

El alcalde, Ramón Fernández-Pacheco, acompañado del concejal responsable del área, Diego Cruz, hicieron entrega al cantaor de La Línea de la Concepción de una placa conmemorativa de reconocimiento de la ciudad a su trabajo, difusión y maestría del cante durante más de 50 años, acompañado por el aplauso del público presente en Auditorio.

Antes, José del Tomate ya había evidenciado sobre el escenario, un día más, que su crecimiento y dominio del toque es imparable y que sigue evolucionando de manera progresiva forjando su camino propio, con la confianza y la oportunidad que da aprender día a día del lado de los mejores, su padre Tomatito.

Acompañado por Cristóbal Santiago a la guitarra, Johnny Cortés a la percusión, ‘Pescaito’ a las palmas, Antonio Ramos ‘el Maca’ al bajo eléctrico y Kiki Cortiñas al cante, José del Tomate ofreció un recital de una técnica magistral y una enorme habilidad para la velocidad en las falsetas. Tangos, tanguillos, bulerías, soleás por bulerías sonaron en una noche mágica.

En su actuación, Pansequito, a sus 75 años de edad, tiró de experiencia y de territorios en los que es referente para conquistar con su sabiduría en esas alegrías de su tierra en las que se muestra seguro y sigue apuntando arriba en los tercios altos. Pero más patente si cabe fue en la soleá. Un palo que combina el compás y la jondura y que durante décadas ha hecho tan propia que casi puede denominarse como una identidad propia, la soleá de Pansequito. Una fuerza que parece que va a descarrilar en las sucesivas tandas, que parece salirse de compás, pero donde remata con una fuerza inusitada.

Para el tramo final, si al principio trajo un trazo de su tierra por alegrías, hizo honor a los anfitriones cantando por los tarantos de Almería. Una tanda algo más diferente, en la que destacó, sobre todo, la belleza de las falsetas de El Perla, su guitarrista. Para el cierre, no podían faltas las bulerías, un palo que domina.

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