Cultura

Arturo del Pino deja la dirección de la Alcazaba tras una gestión de 44 meses en el monumento

  • Se despide de la sociedad almeriense a través de una carta en las redes sociales

Arturo del Pino ha estado casi cuatro años como director de la Alcazaba.

Arturo del Pino ha estado casi cuatro años como director de la Alcazaba.

Arturo del Pino deja la dirección de la Alcazaba tras 44 meses de gestión. En las redes sociales se despedía de la sociedad almeriense, tras varios siete años en la ciudad, primero como director del Museo Arqueológico y posteriormente como director de la Alcazaba.

Arturo del Pino en su carta de despedida mantenía que “ni que decir tiene que he intentado aportar, junto a mis equipos, lo mejor de cada uno con los medios técnicos, económicos y humanos a nuestro alcance, que como sabéis no han sido muchos. No me quejo de ello, ante la adversidad siempre nos hemos reinventado y crecido en los peores tiempos de una crisis económica de la que ya nadie parece acordarse, pero donde la primera víctima fue la cultura, al igual que ahora con la COVID-19. Pero toca lo que toca, cerrar una puerta y abrir una ventana”.

“Han sido meses muy complicados desde el 28 de noviembre hasta hoy, con una pandemia de por medio. No me voy de la Alcazaba por voluntad propia, si no que desde hace meses fui invitado a abandonarla. En ese tiempo, con cuarentena inclusive, solo me ha cabido la posibilidad de buscar otras alternativas laborales, a ser posible, lo más cerca de nuestra casa, que como sabéis es Sevilla, ante la imposibilidad de la Delegación Territorial de hacer efectivo mi cese y buscarme una plaza oportuna. Han sido, insisto, siete meses de angustia y desasosiego, aderezados con estados depresivos ante la incertidumbre vital, y una pandemia de por medio, que no es poco. Siete meses donde este texto han cambiado adaptándose a las circunstancias también”.

“Aún así, y lo saben los que me rodean, he intentado mantener el tipo durante este tiempo, seguir trabajando con ahínco, ilusión y muchas horas detrás de las bambalinas. Eso sí, todo tiene un límite. Hemos hecho nuestro trabajo y servido a la ciudadanía, que para eso estamos. Aunque también hay que decir que la situación ha sido insostenible en lo personal y profesional, siendo el monumento el más perjudicado, pues desde hace meses carece de una dirección real, asumida directamente desde arriba, con los riesgos consecuentes”, apunta en su carta.

“Dicho esto, en este tiempo he aprendido muchísimo, sobre todo del personal del Museo y de la Alcazaba que siempre me ha rodeado, querido y apoyado. A los dos equipos les doy las gracias por su generosidad, su compromiso y confianza. Con ellos hemos desarrollado grandes proyectos en los momentos más difíciles, y el público, siempre generoso, nos lo ha agradecido. Tanto el Museo, como la Alcazaba han crecido en visitantes en los últimos años, y ahora son dos instituciones reconocidas gracias a la apuesta firme por las redes sociales, programaciones estables de actividades, programas de conservación o exposiciones siempre innovadoras y mirando de dentro a afuera. He intentado siempre ser un funcionario público al servicio de la gente, cercano, sin ropajes decimonónicos, predicando con el ejemplo, con el esfuerzo, el trabajo y la única desigualdad que consiento, la del conocimiento, hoy tan denostado por unos y otros”, sostiene.

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