Aurora Vargas fue como un terremoto en la Peña El Taranto
Había expectación en la peña después de la magnífica actuación de Aurora Vargas el jueves en el Teatro Apolo, dentro del ciclo de difusión del flamenco organizado por el Ayuntamiento de Almería, que este año está dedicado al 50 aniversario de la Peña El Taranto. Los aljibes hasta los topes, como corresponde a las grandes ocasiones.
Aurora Vargas es una cantaora de raza, de fuerza, enraizada con familias míticas del flamenco. Lleva la música en la sangre, le brota naturalmente, conectando con el público con una difícil facilidad, creando un ambiente de euforia colectiva que rompe en aplausos interminables.
Inició su recital por alegrías y fue in crescendo metiéndose al público en la talega con los cantes con los que más disfruta, los básicos que diría Mairena, terminando como corresponde por unas bulerías interminables en las que la artista rompió a bailar con una fuerza inusitada que provocaba los olés de un público ya entregado. Aurora estaba en trance, despreciando el enorme esfuerzo de cantar y bailar al mismo tiempo y, con el público en pie, regaló varios bises. Aquello ya era un manicomio.
Aurora Vargas completó con su arte y su entrega un recital de los que dejan huella en un recinto y con una afición acostumbrada a los grandes acontecimientos. En el éxito colaboró un joven guitarrista de Jerez, Manuel Valencia, pleno de arte y compás en la línea de la mejor tradición de la guitarra jerezana y dos Antonios de Almería, de la Chanca, a las palmas. Una noche inolvidable. ¡Que arte!
También te puede interesar
Lo último