La película Caníbal del almeriense Manuel Martín Cuenca no ha podido tener mejor estreno. Hace unos días recibía una gran ovación en el Festival de Cine de Toronto y ayer era preseleccionada para representar a España en los Oscar.

El cineasta almeriense recibió con "mucha alegría y agradecimiento" el hecho de que la Academia de Cine hubiera preseleccionado su película Caníbal, junto con La gran familia española, Alacrán enamorado, 15 años y un día, para ir a Estados Unidos representando a España en el mayor acontecimiento cinematográfico, como son los Oscar.

El cineasta que ayer todavía continuaba en Toronto, agradecía a los académicos que se hayan acordado de su película, que han visto hace muy poco pues se ha terminado recientemente. "Es hermoso compartir este momento con directores de tu país que ofrecen miradas distintas, lo que supone una riqueza enorme", sostenía este cineasta nacido en El Ejido.

Caníbal es un thriller psicológico protagonizada por el actor español Antonio de la Torre y es la historia de Carlos, un sastre de un apacible pueblo de Granada que cultiva una extraña afición: comer carne humana, especialmente de mujeres europeas sin papeles del Este de Europa, que almacena cuidadosamente en su frigorífico después de matarlas.

Sin embargo, la tranquila existencia de Carlos se verá alterada cuando aparezca en su vida Nina (la actriz rumana Olimpia Melinte), hermana gemela de una de las víctimas de Carlos y de la cual éste se enamora perdidamente. El amor que siente por Nina hará que Carlos también se replantee, por primera vez, la naturaleza de sus actos.

El cineasta andaluz destaca que su obra, rodada en Granada, tiene una raíz andaluza "muy fuerte y muy personal", pero eso no ha impedido que se "entienda muy bien fuera". De hecho, cree que esta película refleja que algo "muy español, muy de tu tierra, puede ser muy universal". "Tu cultura, lo tuyo, lo concreto puede ser universal", apunta.

Martín Cuenca aseguraba que no rueda buscando gustar, si no que se guía por sus convicciones. "A veces se piensa que hay que hacer un cine muy concreto para que se entienda fuera y no es así. Hago cine pensando en que hay personas a las que les pueden interesar las historias que a mí me interesan", añade.

¿Es posible construir una historia de amor con la materia del mal?. Manuel Martín Cuenca cree que sí y se lo propuso con su película Caníbal. "La premisa que contiene Caníbal es contar la historia de amor de un demonio. ¿Qué pasaría si el demonio se enamorara y se cuestionara lo que está haciendo?", explica el director de La flaqueza del bolchevique, antes de que Caníbal concurse por la Concha de Oro en el Festival de Cine de San Sebastián a finales de septiembre.

"El amor es una fuerza capaz de cambiar el presente y el futuro, pero incapaz de modificar el pasado. La única fuerza, más allá del amor, que puede viajar hacia atrás y cambiar el pasado es el perdón. 'Caníbal' habla sobre los límites del amor y sobre la responsabilidad de nuestros actos", afirma el director, que escribió el guión, basado en un relato corto del escritor cubano Humberto Arenal, junto a Alejandro Hernández Díaz, su coguionista habitual.

La particularidad de "Caníbal" reside entonces en su doble condición de thriller psicológico e historia de amor, aunque ésta sea poco convencional. Un desafío doble a la hora de lograr que el espectador se identifique con los protagonistas del idilio, aunque Cuenca prefiera hablar de comprensión. "No creo que el cine deba construirse en términos de identificación, sino de comprensión".