Cultura

La solidez de la Casa de los Sordera se confirma en la Peña El Taranto

  • Brillante actuación de Vicente Soto 'Sordera' y de su hija Lela del Sordera en los Aljibes Árabes

Vicente Soto (Jerez, 1954), que cuida la perla que tiene en casa como oro en paño, no quiere que la carrera artística de su hija dé pasos en falso y había preparado todo para que su presentación en la Capilla Sixtina del flamenco significara un primer gran hito, en un ámbito que impone pero con una audiencia muy respetuosa que sabe valorar a los artistas jóvenes.

Y así debutó Lela del Sordera en los aljibes, a sus 22 años, arropada por su padre que, en primera fila, la jaleaba y acompañaba a las palmas. "Mi hija Lela ha nacido con ese toque que da Dios, porque soy de los que pienso que para cantar hay que nacer. Luego te pules pero tienes que tener unas condiciones. Ella las tiene desde que era chica, lo que pasa es que se identifica más con las baladas y otro tipo de y música, pero el que la escuche cantar flamenco comprobará que tiene un metal extraordinario. Ahora va a venir conmigo en varios recitales que tengo. (....) En la casa de los Sordera hay todavía material" (entrevista de Fran Pereira a Vicente Soto Sordera, en el "Diario de Jerez" el 17 de enero de 2016).

Subió Lela al escenario después de que su padre cerrara su actuación por bulerías.

Cómo me puedo atrever yo a cantar después de haberlo hecho mi padre, dijo con respeto pero no con timidez, sino con seguridad impropia de una artista en una de sus primeras actuaciones exigentes. Para empezar, unas alegrías que le sirvieron para coger confianza, enganchar al público y concluirlas de una forma valiente, segura, de cantaora cuajada.

Tiene una voz bonita, plena de matices, que sabe manejar con buen gusto y sabiduría flamenca, la que ha heredado de los suyos (Paco La Luz, La Serrana, El Sordo La Luz, Niño Gloria, su abuelo Manuel Soto El Sordera y su padre Vicente, entre otros). Y además, tiene coraje suficiente para terminar su primer cante de la noche, las alegrías de Cádiz, en todo lo alto, totalmente entregada, sin miedo a fallar.

Siguió cantando por malagueñas, se recreó en las no usuales bamberas y terminó su turno por tientos-tangos. El público en pie, mientras se rompía las manos aplaudiendo a la nueva figura de la saga de los Sordera, pidió a Vicente que subiera al escenario para compartir el éxito y una ronda de fandangos para disfrute del personal.

Antes, Vicente Soto "Sordera", había abierto solemnemente la noche por martinetes, haciéndose compás en el tablero de una mesa con los nudillos de su mano derecha, como si estuviera en un tabanco de su Jerez natal. Cantó, después, por bulerías por soleá, marca de la casa. Siguió por siguiriyas, para terminar por bulerías y dar paso a la presentación de su hija Lela.

Vicente, que ha cosechado sólidos triunfos en El Taranto, volvió a ganarse a la audiencia de los aljibes, a la que conoce y valora bien: "El público de hoy es demasiado bueno, se ha perdido exigencia" (dice en la entrevista antes citada).

Acompañó a la guitarra, a padre e hija, un joven guitarrista jerezano que debutaba en este escenario: Nono Jero, perteneciente también a una familia de tronío en el toque de la sonanta. Hijo de Antonio Jero y sobrino de Niño Jero, demostró una vez más el buen momento de una, al parecer, inagotable cantera de estupendos guitarristas flamencos. Así, tan bien acompañado, debe dar gusto cantar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios