Fotografía

El Centro Pérez Siquier de Olula del Río cumple 5 años sorprendiendo a los visitantes

  • Andrés García Ibáñez, presidente de la Fundación de Arte Ibáñez-Cosentino desvela como se gestó la creación del centro dedicado al fotógrafo y elogia el excelente trabajo realizado en décadas

Hoy se cumplen cinco años de la apertura del Centro Pérez Siquier en la Ciudad de la Cultura de Olula del Río, junto al Museo Ibáñez. Transcurrido este tiempo, Carlos Pérez Siquier que entonces vivió un día inolvidable ya no está, falleció en septiembre del pasado año a los 90 años.

Pero echando la vista atrás, el fotógrafo Pérez Siquier vivió en 2017 unos días muy ilusionado ante la inauguración del centro. “Contar con un centro que lleve mi nombre y albergue mi obra es un sueño hecho realidad, gracias a la Fundación Ibáñez-Cosentino”, subrayaba entonces, el artista que fue premio Nacional de Fotografía en el año 2003.

El Centro Pérez Siquier, en sus inicios, era un edificio de nueva planta que tenía una doble función. Por un lado, la conservación, custodia, digitalización y gestión de todos los fondos que integran el archivo (negativos y diapositivas originales, copias de autor, documentos y publicaciones) y por otro lado, como museo permanente dedicado a la obra del insigne fotógrafo, que abarca su producción de más de sesenta años, desde las imágenes en blanco y negro de la segunda mitad de los cincuenta, donde La Chanca tiene un indudable protagonismo, pasando por los hallazgos del color en los setenta y ochenta, que otorgaban al autor el calificativo de “pionero” en la escena de la vanguardia fotográfica internacional, hasta sus series de más reciente creación.

Para Andrés García Ibáñez, Presidente de la fundación, la materialización del Centro Pérez Siquier fue una iniciativa sin precedentes en España, pues “era la primera vez que se dedicaba en nuestro país un museo monográfico a uno de los grandes autores clásicos de la historia de la fotografía española, que además custodia su legado”.

Ibáñez tras estos cinco años desvela como surgió la idea de crear el Centro Pérez Siquier. “La experiencia que tuve con Carlos Pérez Siquier siempre fue maravillosa. Me trataba como a un hijo y yo lo traté como si fuera mi padre. Nos entendíamos en todo, teníamos una visión muy parecida. Empezamos a hacer libros juntos, y antes de que nos cediera el archivo le hicimos el tomo Esencial. Quedo maravillado de la forma de trabajar que teníamos”.

“Todo eso fue determinante para que unos años después, surgiera de forma espontánea la idea del Centro en Olula del Río. Estábamos en Olula y acababa de hacer una donación al Reina Sofía de cartas y material fotográfico de AFAL. En aquella conversación le pregunté qué iba a hacer con su archivo y me contestó: “Algo tendremos que hacer. Dime tú”. Yo no lo pensé y le contesté: si nos cedes tu archivo nosotros te construimos un museo y un centro para estudiar tu obra en Olula del Río. Y así fue todo”.

Luego había que materializar el centro. García Ibáñez sostiene que “el Centro lo construimos básicamente con un préstamo que pedimos a La Caixa de unos 200.000 euros y el resto se financió con la venta de 20 carpetas con fotografías de Pérez Siquier. Se vendieron a 3.000 euros la carpeta que llevaba diez fotografías, cinco en blanco y negro y cinco en color”.

El archivo está cedido al Centro por un período de 15 años, que es renovable, mientras que la obra que se puede contemplar en el Centro es de Andrés García Ibáñez, que a lo lago de los años fue adquiriendo. “Con el paso de los años fui comprándole mucha obra a Pérez Siquier y esa obra la he depositado a la Fundación Ibáñez-Cosentino” explica Ibáñez.

Aquel Centro inaugurado hace cinco años contaba con una sala dedicada a la obra de La Chanca en color y otra a La Chanca en blanco y negro, la serie de La Playa, la serie El Color del Sur y la serie Informalismos. Luego a posteriori se le añadió una sala de la fotografía histórica.

El 6 de septiembre del pasado año se inauguró la ampliación del Centro Pérez Siquier, contando con la presencia del fotógrafo, que falleció justo una semana después. El nuevo edificio, concebido como un homenaje al orden clásico de Miguel Ángel, dispone de 1.400 metros cuadrados divididos en dos plantas, con cinco salas en la planta baja y siete en la alta. Dos de estas salas ya cuentan con contenido; una dedicada a la obra más reciente de Pérez Siquier y otra dedicada a fotógrafos españoles bajo el título Fotografía contemporánea 1970-2020.

Ibáñez también desvela que “los últimos diez años de Pérez Siquier es digital. Se dio cuenta que ya costaba encontrar los carretes y los revelados ya no se los hacían como quería. Con lo cual colgó su máquina y cogió otra máquina digital. La primera serie en digital fue Mi sombra y yo que se la publicamos nosotros y después vino La Briseña que se la publicaron en Granada y después hizo una serie de fotos sueltas que es una miscelánea, que recoge los cuatro o cinco últimos años de trabajo”.

Cuando la muerte sorprende a Pérez Siquier este estaba muy ilusionado y con ganas de seguir trabajando. “Cuando fallece Pérez Siquier estábamos trabajando en una serie digital, del que pensábamos sacar un pequeño libro con imágenes inéditas. Carlos estuvo tres años viniendo a los cursos que Antonio López y yo impartimos en el Museo y tenía unas fotografías magistrales de lo que ocurría en esos cursos”.

García Ibáñez sostiene que “vamos a ayudar al Centro Andaluz de la Fotografía en la exposición homenaje a Pérez Siquier que se realizará en el mes de diciembre y también vamos a ayudar a la Escuela de Arte de Almería que lleva por cierto el nombre del fotógrafo, que también hará una exposición sobre La Chanca. “Como persona era generoso y al mismo tiempo, consciente de su valía. Como artista, para mí es el padre de toda la fotografía moderna en España y el tiempo lo va a demostrar. Hay amigos de su generación que son importantes, pero la versatilidad de su obra y la variedad de su obra es única”.

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