almudena Guzmán. poeta y crÍtica teatral y literaria

"Creo en la justicia poética mucho tiempo después de que el poeta se haya muerto"

  • La escritora participa en un acto en el Faro Mesa Roldán en el marco del VII Encuentro de las Artes y las Letras junto a Begoña Callejón, Antonio Manilla y Manuel Francisco Reina

Almudena Guzmán, poeta y crítica literaria.

Almudena Guzmán, poeta y crítica literaria. / sonia Hernández

Almudena Guzmán es licenciada en Filología Hispánica. Crítica teatral y literaria en el diario ABC y su suplemento cultural, ha ejercido como filóloga y periodista en la "Fundéu BBVA" (Fundación del Español Urgente).

Ha publicado los siguientes libros de poesía: Poemas de Lida Sal (1981); La playa del olvido (1984); Usted (1986); El libro de Tamar (1998, Premio Internacional de Poesía "Ciudad de Melilla), Calendario (1998), El príncipe rojo (2005, Premio Internacional de Poesía "Claudio Rodríguez"), Zonas comunes (2011, Premio Internacional de Poesía "Tiflos") y El jazmín y la noche. Poesía reunida 1981-2011 (2012).

Un poeta puede denunciar las lacras de su sociedad en sus poemas y caer en ellas de cabeza en su vida"Si no consigo sorprenderme a mi misma cuando hago un poema, cierro por vacaciones"La ternura corre pareja a la dureza del mundo porque el mundo es así, tierno y duro a la vez"

La poesía de Almudena Guzmán, en palabras de Luis Alberto de Cuenca, destaca "por su agudeza, ironía, inteligencia emocional, pericia arquitectónica y capacidad de sorpresa. Son sus versos fragmentos de vida palpitante, engagés con la cotidianidad del ser humano y con su circunstancia".

-Empiezas a escribir desde muy temprana edad, ¿qué motivo te impulsó a escribir?

-Ni idea. Tendría ocho o nueve años. Escribía como cantaba, jugaba o tomaba helados. Ahora que lo recuerdo, tantos años después, me parece maravillosa esa inconsciencia: "Pintar como el pájaro canta", decía Monet.

-¿Qué ha cambiado de Almudena Guzmán desde ese tiempo hasta ahora?

-Como poeta la exigencia y la honradez: por eso no publico un libro al año; tengo mucha técnica y bien podría hacerlo para "estar de actualidad" siempre, pero yo si me repito me aburro mucho y pierdo todo interés por lo que escribo. No concibo la poesía como un trabajo de funcionario: si no consigo sorprenderme a mí misma cuando hago un poema, cierro por vacaciones.

-Una de las líneas que habita tu poesía es la ternura, ¿Crees en la pureza del ser humano?

-La ternura corre pareja a la dureza del mundo porque el mundo es así, tierno y duro a la vez. No, no creo en la pureza del ser humano; sin ir más lejos, Rousseau, uno de los hacedores del mito del "buen salvaje", mandaba al hospicio a todos los hijos que tenía con su ama de llaves: en uno de mis poemas de Zonas comunes, mi último libro, me refiero a su brutal hipocresía. Por suerte para todos, siempre hay personas excepcionales, la mayoría de ellas anónimas, que son las que sostienen el mundo con su bondad; pero, en líneas generales, estoy completamente de acuerdo con lo que se dice en la película Paraíso, de Andrei Konchalovsky: "El mal surge solo, no hay que empujarlo. Pero el bien necesita un esfuerzo supremo".

-Crees en la justicia poética?

-Creo en la justicia poética mucho tiempo después de que el poeta se haya muerto: la Historia de la Literatura está llena de nombres que fueron tachados o marginados por la inteligencia literaria y política de su época.

-¿Tienes algún pecado qué guardar?

-Hay uno del que me redimí definitivamente cuando leí La arboleda perdida de Rafael Alberti: como el Rafael niño, no pude resistirme a comer unas onzas de chocolate antes de hacer la Primera Comunión.

-El mundo se perturba al mismo tiempo que los individuos pierden su identidad. ¿Se puede presentar el poeta como un testigo de su tiempo contaminado por la misma podredumbre que construye al mundo?

-Unir poesía y moralidad es un disparate de lo más "victoriano": la lista de poetas que distan mucho de ser "ejemplares" es larguísima. Un poeta puede denunciar las lacras de su sociedad en sus poemas y caer en ellas de cabeza en su vida personal. La "misión" que para mí tiene un poeta es la que Baudelaire formula en sus Escritos sobre literatura: "El poeta, situado en uno de los puntos de la circunferencia de la humanidad, devuelve por la misma línea en vibraciones más melodiosas el pensamiento humano que se le transmitió: todo verdadero poeta ha de ser una encarnación".

-¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto? ¿Puedes adelantarnos algo?

-Más que trabajar, en el sentido práctico, estoy pensando mucho en la concepción de dos libros que me traigo entre manos, uno de poemas y el otro una especie de novela de género indeterminado. También escribo poemas sueltos, al menos por ahora, porque siempre me pasa lo mismo: me creo que son poemas sin un hilo unitario y conductor y luego me sorprendo al descubrir que lo tienen.

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