Cuando se habla de bodorrio, se hace alusión a una ceremonia con ostentación y con una gran presencia de invitados. La Cubana no vino al Auditorio de El Ejido para conmemorar un enlace cualquiera y montó sus Campanadas de boda por todo lo alto.

Una de las novedades de esta representación fue la incorporación de la cuarta pared para en una segunda parte de la representación volver a La Cubana de siempre de interacción con los asistentes, descuadrar al público y metérselo en el bolsillo. La compañía catalana convirtió el Auditorio Municipal de El Ejido en un enlace matrimonial en el que los actores no fueron los únicos protagonistas. Campanadas de boda pasó de ser una obra de teatro a una celebración.

La Cubana consiguió desde un primer momento conectar con el público con referencias ejidenses y de la provincia de Almería. El trabajo de adaptación de la historia a los apuntes locales fue muy bien valorado por los 600 asistentes a esta especial ceremonia.

La compañía comienza la historia seis meses antes para poner en situación al público. La familia Ríos Zamora llegó desde Cataluña a El Ejido y tiene en propiedad una de las floristerías más conocidas del municipio, Las Catalanas. A la muerte de los padres, las dos hijas de los dueños sacan el negocio adelante y una de ellas se casa, tiene tres hijos, la única chica es la que protagoniza la parodia de Campanadas de boda. La joven se enamora de un chico indio que conoció cuando vino con su compañía para interpretar Sueños de Bollywood en 2008.

La joven Violeta decide unir su vida junto a Vickram Sodhi e irse a vivir a India y, en ese momento, a pesar de la negativa de la hija, deciden montar la boda del siglo.

Durante el transcurso de la historia, no faltan los personajes liantes que hacen de cada trama un auténtico disparate. Los preparativos de boda se convierten en un auténtico disparate, uno tras otro, en un ritmo frenético. Simplemente el cambio de decorado, que lo hacían los mismo actores con música y un pequeño movimiento de baile, sirvió de descanso entre escena y escena. Desde que quedaban 6 horas hasta el enlace se fueron sucediendo las pequeñas historias que se fueron creando en una obra que había levantado gran expectación en el municipio ejidense.

Cada personaje hilaba la historia principal con la suya propia para conseguir empatizar con el público. Las anécdotas de los hermanos (el calzonazos y el gay), de la amiga de la familia, del padre con su nueva novia, e incluso de la tía conservadora que fue uno de los personajes que consiguió más carcajadas de los asistentes por alejarse más de la tendencia actual de la sociedad.

El lugar de la celebración fue uno de los primeros problemas que se le presentó a la organizadora y gran protagonista de la obra, la madre de Violeta. Este personaje es el que llevó el peso de gran parte de la historia junto a su hermana soltera.

La Cubana no defraudó a muchos de los seguidores fieles que tienen en el municipio y sus intervenciones musicales se fueron sucediendo en los distintos tramos de la obra.

La falta de responsable para casar a los novios, la tradicional tuna, la ausencia de la niña que lleva las arras y así multitud de situaciones se sucedieron para la primera parte de la representación en la que el público no se encontraba como parte de la historia.

Ya en la celebración todo cambió, la colocación de ornamentación y los invitados a la boda (público del Auditorio) que se encontraban ataviados con pamelas para ir acordes con la ocasión, tanto hombres como mujeres, y muchos momentos de gran surrealismo.

Una boda atípica, con videoconferencias, dos celebraciones y bailes en honor al novio. Muchos momentos desternillantes que el público respondió bien y con el sí rotundo al levantarse de sus butacas para aplaudir la gran actuación de los actores de La Cubana. Jordi Milán ha creado una obra con mucho ritmo en los diálogos de los interpretaron que demostraron su talento sobre escena.