David ‘El Funde’ y Fernando García conquistan la Plaza de San Roque en el ciclo ‘Plazeando’

Que Almería es tierra capital para el flamenco viene demostrado desde siglos atrás, desde que fuera origen de uno de los palos más solemnes, como las tarantas, o desde que Antonio de Torres creará la guitarra como la conocemos hoy día, por los talentos internacionales de Tomatito y Niño Josele o, cómo no, con una inagotable cantera de artistas del cante, el toque y el baile. Precisamente fue esa ‘cantera’ la que protagonizó en la Plaza de San Roque la segunda de las cuatro citas de Plazeando, el ciclo con el que el Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, con la coordinación artística de Jesús Fernández, preludia la celebración del Festival de Flamenco y Danza. Con tan solo 14 años de edad, el guitarrista David Santiago El Funde y el cantaor Fernando García ofrecieron sendos conciertos de enorme poderío.

David Santiago viene de familia de guitarristas. La afición le viene de su bisabuelo Pedro Torres El Funde, guitarrista de flamenco reconocido y valorado en Almería. Pedro ‘el Funde’ le inició a tocar porque veía cualidades y maneras que arraigan en la familia, como el ritmo, la fuerza y el compás, cualidades que le valieron ser semifinalista en Tierra De Talentos de Canal Sur.

Su concierto se abriría con un taranto de la tierra, siguiendo con la sinuosidad de las falsetas de la Zambra del niño Miguel. En el bloque central, el citado cantaor Diego del Cachote, que participó en Plazeando el pasado año, subiría al escenario para cantar por seguiriyas y fandangos.

Fernando García, también de 14 años, recoge el duende que le viene de familia. Su tío es ‘El Carrete de Almería’, cantaor de flamenco reconocido en la provincia y sus primos son Antonio ‘El Genial’ y Edu García. Su afición le viene desde muy pequeño, escuchando a su padre tocar la guitarra. A su juventud ha sumado ya actuaciones en la Peña El Taranto, o El Arriero, entre otras, continuando con su estudio continuo en el mundo del cante y del que anoche dio pruebas de contar con sobradas facultadas.

Arrancó su repertorio, acompañado de José Bellido, con la sobriedad oscura de la taranta. Piedra de toque de cante cabal como una canónica soleá de Alcalá con la que volvería a centrar el temple tras unas alegrías de Cádiz. El cierre vendría, a pleno pulmón y derroche de juventud, con unos fandangos naturales.