El genio y la pasión de Dorantes y Marina Heredia en ‘Esencias’ emociona al público
El pianista y la cantaora brindaron el jueves en el Claustro de la Catedral un brillante recital en la penúltima cita del Festival Flamenco
El 55º Festival de Flamenco y Danza de Almería viajó el jueves al último de sus escenarios, el Claustro de la Catedral, de la mano de dos artistas brillantes ya de por sí por separado y más de forma conjunta. El pianista Dorantes y la cantaora Marina Heredia llegaban a Almería con su fusión en Esencias, donde el arrebato de genio en el cante de ella y la técnica y belleza de él en las teclas hicieron verbo de la belleza con un recital magistral.
Era la penúltima de las grandes citas del festival organizado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, al que le dio el broche de oro anoche en el mismo escenario, el guitarrista almeriense Tomatito.
Y es que la ocasión lo merecía. Dorantes, de negro y plata, comenzaría la introducción instrumental de Al calor de la manta, tras la que aparecía Marina Heredia, a lunares blancos, para mecer en la dulzura de una nana flamenca. Con estrofas clásicas como la de la tórtola Caracola viró a alegrías, con Ané Carrasco a la percusión y batería y Fita Heredia y Anabel Ribera a los coros, como anticipo de uno de los momentos más intensos de la noche en la tanda de seguiriyas, con un piano volviendo al motivo principal con gravedad y algo de esencia de Miguel de Falla en su negrura.
A solas con Ané, Dorantes abrumó en maestría con las bulerías instrumentales, con ligeros aires de tango argentino, Sin muros ni candados, donde hizo alardes de técnica tocando el piano directamente desde las cuerdas para satisfacción de un público receptivo y ávido de emociones durante toda la velada. Por tangos flamencos, Errantes recuperó a Marina al escenario, donde brillaría y conquistaría definitivamente con una magnífica doble tanda de granaínas.
Tras la rumba instrumental Barrio Latino, el concierto encaró su recta final con dos grandes clásicos. Por un lado, Mi Condena y su tempo de galeras carcelarias que firmó El Lebrijano en el disco ‘Persecución’, que Marina Heredia dedicó a Tomatito, y con el archiconocido Orobroy de Dorantes, entre cuyos estribillos intercalaría varios fandangos para deleite colectivo.
Como bis final, una tanda por bulerías que no llegó a la intensidad de sus dos predecesoras, pero que sirvió para recordar algunas escuelas como las de la Perla, Triana, Jerez o hasta meter por compás Un compromiso de Antonio Machín o recordar a Lole y Manuel con Vente conmigo.
El público, puesto en pie de nuevo, despidió con una cálida ovación a dos artistas que consiguen que el diálogo entre el flamenco más arrebatado y la belleza de la técnica del piano convivan en ambas ‘Esencias’ con naturalidad.
Alfonso Losa
Por su parte, el pasado miércoles, entre las sombras de la noche que se dibujaban en el tercer recinto de la Alcazaba brilló el arte del bailaor Alfonso Losa. La elegancia de sus movimientos, fusionada con la modernidad de las coreografías, confeccionaron un espectáculo denominado Espacio Creativo.
Con un escenario casi desnudo, con una iluminación que invitaba al recogimiento, Alfonso Losa jugó con las formas, tanto en el espacio como en los movimientos, para hacer disfrutar al público, con el flamenco en toda su extensión.
Su espectáculo es un viaje por el flamenco que explora sin tapujos, y que mima con calidez unas veces y aspereza otras, y donde se rodea de grandes artistas, como Concha Jareño, al baile, Sandra Carrasco e Ismael El Bola al cante, y Francisco Vinuesa con la guitarra.
No pudieron elegir mejor emplazamiento que los muros de la Alcazaba como telón de fondo donde bailar y dejarse el alma en un espectáculo que es, a la vez, raíz y contemporáneo. Brillante en el taconeo, elegante en el braceo, siempre jugando con antagonismos y poniendo sobre la mesa la tradición y vanguardia al servicio del baile flamenco.
Alfonso Losa es el más genuino representante actual de la escuela madrileña de danza flamenca y el necesario puente entre sus maestros y las nuevas generaciones: en plena madurez artística Alfonso Losa ha logrado articular su propio lenguaje con el que es capaz de transmitir los conceptos más auténticamente identitarios del baile tradicional a través de los nuevos códigos de la danza de nuestros días, de los cuales él es uno de sus artífices.
Numerosos premios avalan una trayectoria que, como se comprobó el pasado mercales, seguirá en alza. Su actuación fue muy brillante y gustó mucho al público asistente.
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