El Loot de Txeron

Elden Ring, morir te hace más fuerte

  • Análisis. La última obra de Hidetaka Miyazaki alcanza el cénit de la perfección jugable inculcando al jugador que el sufrimiento es el camino lógico para avanzar en un mundo abierto único e irrepetible

Elden Ring, morir te hace más fuerte

Elden Ring, morir te hace más fuerte

La industria de los videojuegos lleva años enquistada en patrones preestablecidos en los que la sobreinformación y la baja dificultad para no exasperar al jugador se han convertido en la receta para alcanzar el éxito de ventas. Pero siempre hay estudios díscolos que exploran otros caminos donde la dificultad y los retos son a veces tan utópicos que llegan a desesperar, pero también a insuflar esa sensación de invulnerabilidad cuando se superan. Es el caso del estudio nipón FromSoftware y su saga de videojuegos Dark Souls. Tanto es así que su trabajo ha propiciado la creación de un género en sí, los Souls, o lo que es lo mismo: propuestas jugables a veces tan difíciles que no son aptas para todos los jugadores y que hasta hoy no contaban con el beneplácito del éxito y la universalidad.

Esa senda, con matices, sigue el nuevo título del estudio de Hidetaka Miyazaki: Elden Ring. En esta ocasión, su esencia Souls se traslada de los tradicionales juegos lineales al genero de moda, los mundos abiertos. Y la simbiosis, lejos de parecer una aberración o un fiasco, casa de forma tan natural que asombra a la par que emociona.

Pero no nos vamos a llevar a engaños. Elden Ring es un juego difícil. En ocasiones muy difícil. Pero también es un juego justo que premia al jugador cuando se deja llevar por su curiosidad y explora un vasto mundo abierto que, al igual que hiciese hace ahora un lustro Zelda Breath of the Wild, deja en nuestras manos qué decisiones tomar y qué caminos escoger para avanzar. Libertad en su máxima expresión. Libertad también en su más cruda definición. Aquí no se regala nada. FromSoftware quiere que tus pasos, tus caídas, tus innumerables muertes, sean el poso perfecto para sentir que la progresión es posible. Y la sensación tras pasar cerca de un centenar de horas en las Tierras Intermedias es literalmente esa.

Los enfrentamientos son titánicos y la mayoría de veces, injustos. Los enfrentamientos son titánicos y la mayoría de veces, injustos.

Los enfrentamientos son titánicos y la mayoría de veces, injustos.

Y es que hasta la historia de Elden Ring, la de ese Sinluz que somos, un exiliado que regresa a un marchito y enorme reino conocido como las Tierras Intermedias, es vaga e imprecisa. Eso sí, está sazonada con el prisma que solo George R. R. Martin, el reputado autor de Canción de hielo y fuego y Juego de tronos, sabe. Una colaboración que hace aún más atrayente un título del que solo sabemos al inicio, gracias a una épica introducción, que nuestro propósito es reclamar el poder del Círculo de Elden. Una tarea titánica que nos llevará a enfrentarnos a criaturas de pesadilla, únicas, gigantescas, con poderes sobrehumanos. Y lo conseguirás. Pero morirás una y otra vez. Un ciclo que Hidetaka Miyazaki ha hecho germinar en nuestro imaginario desde que publicase en 2010 Demon´s Souls y sentase las bases de una experiencia que odias o amas. No hay término medio.

Si nada más aterrizar en las Tierras Intermedias un simple soldado puede acabar contigo de tres golpes, ya puedes imaginar que la gesta se torna desafiante. Pero a Miyazaki y los suyos le da igual cómo superes los retos. Hay múltiples mecánicas para conseguirlo. Es como la vida misma en la que las personas doblegan las adversidades de diferentes maneras. Aquí, como novedad en los Souls, contaremos con invocaciones que nos ayudarán en determinados momentos de la aventura y que simplifican los combates pero también podemos investigar otras zonas y volver cuando hayamos subido de nivel, o apostar por la magia o la fuerza bruta o por ser un certero arquero. Versatilidad en todo su esplendor. Y todo ello a lomos de Torrentera, un híbrido de cabra y caballo que facilita la exploración y también los combates y que acelera el proceso.

La dirección artística es extraordinaria. El mundo se siente rico, vivo y diferente. La dirección artística es extraordinaria. El mundo se siente rico, vivo y diferente.

La dirección artística es extraordinaria. El mundo se siente rico, vivo y diferente.

A ello se une un imponente (y me quedo corto) mundo rico en detalles, mimado en exceso, con multitud de localizaciones: cuevas, castillos, poblados abandonados... Y en todos ellos hay un secreto y un premio. Y la muerte, claro. Un ciclo que nos lleva a lanzarnos a pecho descubierto para seguir avanzando mientras las horas pasan y la experiencia no se diluye, si no que se intensifica, te obsesiona y no recuerdas haber vivido algo sí antes. Elden Ring es un juego adulto, sin interfaces complejas, ni miles de iconos en pantalla. Solo tú y la muerte en cada esquina. También hay muchas armas y armaduras que utilizar (con una versatilidad en las maneras de personalizar el personaje y adaptarlo demencial) y una dirección artística que sienta precedentes por su variedad y exquisito gusto y que convierte a este mundo abierto en todo un referente y en la vara de medir a partir de ahora.

Sí, no es un portento gráfico y hasta sufre popping, pero su fuerte personalidad engancha pese a que en más de una ocasión sintamos que estamos viendo enemigos y mecánicas recicladas de otros Souls. De hecho, hasta se podría considerar que es la cuarta parte de la saga por la evidente evolución que hay desde la tercera. Pero todo es tan sumamente épico, bello y emocionante que adentrarse en este mundo es una sensación que ningún amante de los videojuegos debería perderse. Hay tanto que investigar, que morir, que superar, que mejorar, que la encomienda es única e irrepetible. Ha nacido un mito, un referente. ¿Qué más necesitas para embarcarte en esta epopeya, Sinluz?

Hemos podido analizar Elden Ring gracias a una clave para PS5 que nos ha facilitado Bandai Nacmo España.

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