Fernando García Lara: "Valente era una persona de un rigor extraordinario"
El Catedrático de Literatura junto a Claudio Rodríguez Fer y Manuel Fernández Rodríguez lanzan 'Valente Vital (Magreb, Israel, Almería) que se presenta mañana en la Peña El Taranto
La obra Valente Vital: (Magreb, Israel, Almería) cuyos autores son Claudio Rodríguez Fer, Manuel Fernández Rodríguez y el almeriense Fernando García Lara se presenta mañana viernes a las 19 horas en la Peña El Taranto. García Lara estará acompañado de Claudio Rodríguez Fer y el almeriense José Guirao.
La obra con 457 páginas esta dedicada a los espacios del Magreb y de Israel que visitó el poeta, a las culturas árabe y judía con las que se familiarizó y al período final de su vida, radicado fundamentalmente en la ciudad de Almería.
Fernando García Lara se ha centrado en la etapa que José Ángel Valente pasa en Almería en este interesante volumen editado por la Universidad de Santiago de Compostela. "Valente antes de llegar a Almería pasó por distintos lugares como Portugal e incluso Marruecos. La intervención del que entonces era diputado de Cultura, José Guirao fue decisiva para que Valente viniera a Almería. Guirao visita a Valente en Ginebra a petición de Juan Goytisolo y le pinta Almería como una ciudad idónea para instalarse".
"Valente decide finalmente instalarse a vivir en Almería", apunta García Lara. "Desde ese momento la figura de José Guirao es clave y fundamental para Valente", sostiene Lara, que tuvo mucho contacto en aquellos años con el poeta gallego.
Valente también participó en la creación del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. "Para Valente, el entorno del parque se convierte en un lugar poético de primera magnitud como bien se refleja en su obra", asegura García Lara, que conoce perfectamente los grandes acontecimientos que vivió Valente durante su estancia en Almería, que coincide con los últimos años de su vida.
García Lara también hace referencia en este volumen a la relación que mantuvo Valente con el fotógrafo Manuel Falces con el que participó en varios libros fotográficos. "Aparte de esos libros con Falces que hoy constituyen un documento único, Valente también colaboró en algunos libros de la fotógrafa suiza Jeanne Chevalier. Valente participa muy activamente y forma parte del legado creativo del Parque Natural del Cabo de Gata-Níjar".
Otro de los aspectos destacados en relación a Almería de José Ángel Valente fue su relación con el flamenco a través de la Peña El Taranto. "Aunque siempre tuvo una vinculación con el flamenco a través de la poesía popular y su gran amistad con Caballero Bonald, pero en Almería de la mano de Lucas López y de José Antonio López Alemán el escritor Valente es nombrado socio de honor de la Peña y escribió un texto crucial para entender el flamenco en la página 3 de ABC".
García Lara hace hincapié en la capacidad transformadora de Valente en relación a la casa que adquirió en el casco histórico de la ciudad, a los pies de la Alcazaba. "Solo una persona como Valente podía tener esa capacidad para hacer de una casa poco práctica hacer un espacio nuevo y habitable para el espíritu y lo pone en relación con la ciudad celeste. Esto solamente puede convertirse en manos de un poeta en algo alquímico, en algo capaz de iluminar y tener ese poder creativo. La casa, junto al Cabo de Gata y el flamenco será una de las actividades del poeta".
"En los años finales donde resulta un poeta muy controvertido y muy polémico, curiosamente se muestra reticente con la denominada poesía de la experiencia, pero a la vez empieza a ser muy premiado como poeta" apunta Lara.
"Valente era una persona de un rigor extraordinario. Fue una persona que sabia que el poder corrompía por naturaleza. Durante su estancia en Almería se valió del poder para financiar sus actividades. Jamás tuvo ninguna duda en criticar al poder, y en criticarlo de manera personal".
"Estoy convencido que Valente es uno de los mejores poetas de la generación de los 50", sostiene Lara que "nunca entendió de donde sacaba Valente las fuerzas, cuando ya estaba muy afectado por la enfermedad". García Lara recuerda la comida que hicieron en el Club de Mar, donde Valente quiso despedirse de sus amigos. "Nos dijo que quería darse un paseo por la playa, y estaba tan débil que lo tuvo que hacer en coche. Al día siguiente se iba a Ginebra, ya nunca más volvió".
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