Cultura

La Film Symphony Orchestra envuelve al público con la música de John Williams

  • Dirigida por Constantino Martínez-Orts estuvo tres horas en el escenario

La obra de John Williams brilló con luz propia el sábado en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar. La Film Symphony Orchestra, de la mano de su director Constantino Martínez-Orts, rindió tributo al genial compositor, ganador de 5 Oscar, y que lo convierten en la persona viva con mayor número de estatuillas como es John Williams.

Con un lleno total y un concierto que rondó las tres horas de duración, los espectadores pudieron sumergirse en un mundo repleto de magia, sentimientos, contrastes y espectáculo. Sintieron el terror de estar nadando en las aguas de Tiburón, la adrenalina de escapar de las garras de los nazis en Indiana Jones o la grandeza del universo de las películas de Star Wars en una banda sonora que parece tocada por la mano de Dios. Sin duda, una primera parte que puso al público en pie pidiendo más.

Comenzaba el concierto con sorpresa. Y es que para la primera canción, de la película Summon de Heroes, Martínez-Orts situó a parte de los músicos en los pasillos laterales del patio de butacas, dando más empaque si cabe al comienzo del espectáculo. Después, fue desgranando y comentando con mucho acierto y toques de humor cada una de las piezas que interpretaba la banda.

Aportó mucha información y varias anécdotas que le encantaron al público, como aquella en la que Steven Spilberg cita a John Williams para enseñarle la película La lista de Schindler. Tras visualizarla, un Williams perplejo por la dureza de las imágenes pide al director unos minutos para pensar y se va a dar un paseo. A su vuelta, el compositor es contundente: “No puedo componer la música para tu película. Necesitas a alguien mejor que yo”. A lo que Spilberg responde: “Lo sé, pero están todos muertos”.

No existió un orden cronológico en la exposición de las diferentes bandas sonoras. Más bien, la Film Symphony Orchestra realizó un trabajo de contrastes en el que se saltaba, por ejemplo, de La ladrona de libros, con una música muy contenida, sutil, que reflejaba a la perfección la pena y tristeza que acompaña al sufrimiento de aquellas personas que no tienen recursos, a la banda sonora de Tiburón, de gran potencia en la que dos notas nos avisan de que algo malo va a ocurrir en la película.

Atrápame si puedes, con toques de jazz. Lincoln, con grandes dosis de nacionalismo norteamericano y con una banda sonora sin la que el discurso final del presidente no habría sido el mismo. Jurassic Park, una obra maestra donde el espectador es testigo de la brutalidad con mayúsculas, con un uso excesivo de la percusión con la que casi se puede sentir el temblor de las pisadas de dinosaurio.

Harry Potter, donde Williams demuestra una inteligencia musical pura, haciendo volar al público junto a la lechuza del afamado mago.

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