Flavio, el otoño del patriarca atrapado

Flavio, el otoño del patriarca atrapado
F. A. Gallardo

17 de junio 2008 - 05:00

Flavio es el compañero de farra ideal. Socarrón como un gondolero, desprendido como un senador imperial, afable y cómplice como un dependiente milanés, sería un lujo ir con él hasta el fin del mundo. Briatore es un zorro de los negocios, con un olfato que le hace presentir dónde está la presa, la expansión y el futuro. Es un negociador con estrategia de catenaccio. Flavio Briatore es el personaje, el que añora los triunfos en los circuitos y que siempre fue el que lucía las mejores compañías femeninas mientras la gasolina fermentaba. La Fórmula 1 era el destino para quien había levantado el imperio textil de Benetton.

El director de la escudería Renault, a sus 58 otoñales años, quedó atrapado por el amor de Elisabetta, una modelo que, con todos los honores, ha sabido encandilar a quien lucía el eterno título de play boy, una fachada de bon vivant que transfiguraba un currelante de los negocios y un relaciones públicas de primer nivel. Eisabetta Gregoraci es la esposa del patriarca y con ellos brindaron Fabio Capello, José María Aznar o Silvio Berlusconi (más chusco, y en realidad la traslación de Briatore a la política y la televisión). Y por supuesto, Fernando Alonso. El jefe de Renault tiene una hija, fruto de su relación con la top model Heidi Klum. Y antes de saber qué le depara el futuro con su esposa, de la que le separa 28 años, tiene ya un hijo (pródigo) en Alonso. Antes había sido el descubridor de Schumacher, con el que logró sus primeros éxitos motorizados con Benetton. Peina canas con cepillo de oro y sigue viviendo a todo gas.

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