La Fundación Ibáñez-Cosentino recibe todo el legado de Don Bartolomé Marín
La Fundación pasa a custodiar, conservar y gestionar este gran legado pictórico, bibliográfico y documental del sacerdote y escritor
El pasado lunes, 13 de noviembre, María Dolores y Fátima Mármol Marín -sobrinas de Don Bartolomé Marín-, y Andrés García Ibáñez y Santiago Alfonso -presidente y patrono de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, respectivamente-, rubricaban el contrato de comodato por el cual todo el legado del insigne sacerdote, pintor e historiador almeriense pasa a ser custodiado, conservado y gestionado desde la citada Fundación.
Un rico y extenso legado, del que en su día se segregasen todos aquellos libros, documentos y pinturas de temática religiosa que Don Bartolomé (Albox (Almería), 1925-2010) donó al Santuario del Saliente -templo albojense del que fue su rector y uno de sus más firmes defensores-, formado tanto por la biblioteca de Marín y todos aquellos documentos, manuscritos y fotografías que conservó en su despacho personal -despacho cuyo mobiliario y enseres también pasarán a conservarse en la sede de la Fundación, así como todos los numerosos diplomas y reconocimientos que recibió don Bartolomé por su incansable labor cultural-, como por la importante colección particular de pintura que conservó a lo largo de su vida.
Un legado bibliográfico y documental entre el que encontramos más de dos mil libros sobre Arte, Historia, Literatura, Música o Filosofía, con especial atención a la temática almeriense, y entre los que se encuentran todos los libros publicados por Marín; más de seiscientas revistas de los siglos XIX y XX, entre las que destacan su colección de Blanco y Negro, y los numerosos ejemplares de revistas editadas en Almería que guardó durante toda su vida; o numerosísimos documentos y manuscritos -un material entre el que hay textos inéditos y notas que, una vez catalogados y estudiados, seguro serán de especial interés para el conocimiento de la Almería coetánea-, entre los que se destacan los más de doscientos catálogos de exposiciones celebradas en salas almerienses que guardó -muchos de ellos con texto crítico del propio Bartolomé- o las actas completas de la Tertulia Indaliana. Relevante cenáculo, aglutinador de una parte fundamental de la historia cultural almeriense más reciente, del que fue su principal mantenedor tras el fallecimiento, en 1985, de Jesús de Perceval.
Entre la colección artística del insigne sacerdote e historiador que desde ahora se conserva en la sede de la Fundación en el Museo Ibáñez de Olula del Río, destacan tanto los más de cincuenta dibujos y cuadros que fuesen regalados a Marín por artistas almerienses como Perceval -con quien mantuvo una intensa relación-, Pituco, López Díaz, Cantón Checa, Plaza Plaza, Diego Domínguez (padre) o Rafael Gadea como sinceras muestras de afecto a su figura y labor -por lo que no habrá de extrañar que entre las obras que formaban su colección personal hubiese numerosos retratos-; como los numerosos óleos que realizó a lo largo de toda su vida el propio Marín y que conservó en su colección particular. Obras cuya ejecución firme y acertada lo destacan como un interesante pintor de corte indaliano por descubrir.
Una importantísima colección bibliográfica, documental y artística cuyo inventario y catalogación se comenzará en breve por los técnicos de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, con el objetivo de hacer una valoración concreta de la importancia de este legado y comenzar a diseñar, a través del mismo, diversas labores de difusión y puesta en valor de la figura y obra de Marín.
Una apuesta por la recuperación de este incansable difusor de la Cultura y el Arte almeriense que, como adelantan desde la Fundación, pasa tanto por la producción de varias exposiciones temporales, como por la publicación de una amplia monografía que, a través del estudio multidisciplinar de las más diversas facetas de su labor sacerdotal, histórica, cultural, artística y crítica, permitan a todos acercarse a la figura de don Bartolomé Marín a la par que disfrutar de su legado.
Una vida intensa a caballo entre la cultura y la iglesia
Bartolomé Marín Fernández (Albox, 20 de noviembre de 1925 - 27 de octubre de 2010), fue un sacerdote e historiador. Gran difusor de la cultura almeriense e impulsor de la Tertulia Indaliana, especialmente desde la muerte de su presidente, el pintor Jesús de Perceval, en 1985. Bartolomé Marín se doctoró en Filosofía y Letras, rama de Historia, con la tesis "Corrientes humanas y evolución urbana en el Sureste". Realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de San Indalecio en Almería, recibiendo la orden del diaconado en su capilla el 17 de diciembre de 1949 de manos del obispo Alfonso Ródenas García. También le concedería este obispo la orden del Prebiteriado el 11 de junio de 1950 en la S.A.I. Catedral de Almería. Su vida como sacerdote empezó en la parroquia de Santa María de Alcudia de Monteagud.
No hay comentarios