Granada puso bandera en la Peña Flamenca El Morato de Almería

Del Sacromonte al Quemadero. De la Venta del Gallo a la sede-cueva del Morato. La embajada granaína liderada por Jara Heredia puso en pie al admirado y admirable personal, que, una vez más, colgó el cartel de “aforo completo” en su programación regular. Un público heterogéneo de socios, habituales y foráneos (nacionales y extranjeros) primerizos en estas lides flamencas.

Y es que la velada cumplió ampliamente las expectativas artísticas. Dos horas largas de emoción con el baile, cante y toque como bandera. La fiesta comenzó bajo el embrujo de unas granaínas bordadas por la sonanta de Manuel Fernández; guitarrista que brilló igualmente acompañando al ya habitual Antonio Heredia, poseedor de un metal de voz que subyuga (admirable en su taranto del Tío Enrique y en el recuerdo de sus paisanos Frasquito Yerbabuena y Enrique Morente) y el ímpetu juvenil del debutante Alejandro Luján El Gambimbas, por soleá y malagueñas.

Y Jara Heredia, la capitana del grupo, enseñoreándose del tablado. Majestuosa en sus 24 minutos bailando por tarantos, rematados con tangos de su tierra nazarita. Intensa, dramática, atractiva y dueña de un zapateado tan de vértigo (¡ay, Carmen Amaya!) como poderoso. A expensas aún de la apoteosis de una segunda parte en la que -bajo el compás de los tres “banderilleros de lujo”- dominó con garra el escenario a su antojo recreándose en una inconmensurable bulerías por soleá o soleá por bulerías, como ustedes prefieran.

No exageramos. El buen hacer es fruto de los “pases” diarios en su zambra sacromontana (fundada por su padre, Juanillo Heredia, en el Barranco de los Negros), de sus viajes por Europa y de lo aprendido desde los ocho años con Pilar Heredia, Angustillas la Mona, Manolete, Mario Maya, Juan Andrés Maya (con este interpretó “Macama Jonda”, del añorado poeta Pepe Heredia) o Eva la Yerbabuena. La mariposilla de acero (título de su último espectáculo) vuela alto, muy alto, en el cielo de Granada y el viernes en el de Almería.