Cultura

La Húngara reina por tangos y rumbas ante un público entregado a sus canciones

  • La artista sevillana contó con la colaboración de su hija Laury en su recital en el Auditorio Maestro Padilla

La Húngara se bajó al patio de butacas para estar cerca de su público.

La Húngara se bajó al patio de butacas para estar cerca de su público. / D.A.

Sonia Priego, conocida para el mundo de la canción como ‘La Húngara’, actuó el domingo en el Auditorio Municipal Maestro Padilla, en el marco de la programación de la ‘Primavera Cultural’ puesta en marcha por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, contando con la colaboración de la Asociación Promoción Gitana Tchatchipen.

Con 16 discos en el mercado con 39 años, La Húngara desplegó el poderío de su llamada a filas como si de una ‘Daenerys’ de la rumba y los tangos se tratara. Calor y ritmo a compás con una facilidad pasmosa para prolongar los temas hasta el jaleo colectivo en unos casos o para enlazar estrofas de varias canciones a modo de popurrí, de los que hubo para todos los gustos.

Además de estar acompañada por sus músicos de confianza, Jairo a la guitarra, Jesús al bajo, José Luis en batería, Emilio Ricart El Chambe en los teclados y sus dos coristas, La Húngara hizo las delicias del público sacando al escenario a su hija Laury, con quien compartió dos temas, Déjala volar y A mi Laura, dos canciones especialmente vibrantes al recordar que se celebraba el Día de la Madre.

La velada arrancaría con No me busques más, Abre los ojos, Niña bonita y la balada Qué importa si hablan, temas recientes que conviven con naturalidad con clásicos como Me duele el corazón o Juegas al amor, Tanto tienes o La Húngara te canta, en una fase de varias canciones de los primeros discos.

Si también lo hizo por tangos, La Húngara recuperó estrofas famosas por bulerías en un fin de fiesta final que puso, una vez más, al público en pie y los numerosos niños y niñas presentes rodeando a su artista favorita.

Sonia Priego nació el 21 de enero de 1980, en Écija (Sevilla). Desde bien pequeña quiso ser artista, no paraba de bailar y de cantar, y por eso, amigos y familiares la llamaban La Húngara. Después de terminar los estudios, iba de casa en casa con la vespino de su hermano, a dar clases de baile, hasta que por fin pudo montar su propia academia de baile flamenco.

Una noche de abril en una despedida de soltera, animada por su hermana y unas amigas, acude a un karaoke de Sevilla y canta Ese hombre de Rocío Jurado. El Kaly, que también estaba en el mismo karaoke, la escuchó y la puso en contacto con el productor Francisco Carmona, el cual se queda prendado de su voz. Ambos deciden luchar en ese mundo tan difícil como es el de la música y preparan las maquetas que son enviadas a diferentes productoras, hasta que JJ Record’s decide apostar por ella.

Llega el momento de elegir un nombre para Sonia, un nombre diferente y que impacte, Francisco Carmona escuchó que una de sus alumnas la llamó La Húngara y fue elegido como su nombre artístico.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios