Joaquín Carrillo construye guitarras en el taller de su casa en El Alquián

Jubilado como conductor de autobuses urbanos vive con pasión la música en el grupo Almenara y restaurando violines y contrabajos

Joaquín Carrillo Ufarte en su casa de El Alquián rodeado por algunas de las guitarras que ha construido.
Joaquín Carrillo Ufarte en su casa de El Alquián rodeado por algunas de las guitarras que ha construido.
Diego Martínez

23 de marzo 2015 - 05:00

Su niñez la pasó en El Zapillo, aunque siendo adolescente se fue a vivir a El Quemadero a una casa más amplia porque eran cinco hermanos. Joaquín Carrillo vive en El Alquián desde que se casó con María del Mar Segura. Estudió en el Colegio San Fernando de El Zapillo y luego pasó al Instituto Nicolas Salmerón.

"Era un buen estudiante pero muy nervioso, y al final no acabé los estudios" recuerda Carrillo que ha estado 16 años trabajando en los autobuses urbanos. Pero la música ha sido una fiel compañera en su vida. Trabajó en la tienda de música de Luis Gázquez en Almería.

Durante su larga estancia en El Quemadero tuvo una buena relación de amistad con Gerundino Fernández. "Era muy amigo de un tío mío e iba mucho a su casa". Luego su hermana Ana María Carrillo también se ha dedicado profesionalmente a la música en la zona de Marbella junto a su pareja. "Tengo otro hermano José Carrillo que toca en el grupo LLX con Paco Rivas" comenta Joaquín Carrillo.

Sus inicios musicales hay que situarlos en la Tuna donde hacían música sudamericana. "Luego formamos el grupo Humahuaqueños que estuvimos a la sombra de Salteños, pero éramos muy jóvenes". Sin embargo, luego llegó un tiempo en el que Joaquín Carrillo abandonó la música. Tuvo algunas actuaciones muy esporádicas pero sentía que le faltaba algo. "Luego me junté con Ginés Peregrín, Juanjo Simón y con Ernest Margi y formamos el grupo Joaquín Carrillo y Cía. Hacíamos boleros y salsa hasta que el grupo desapareció".

Hace diez años que Joaquín se jubiló en su trabajo como conductor de autobuses. En marzo del año pasado ingresó en el grupo Almenara. "Nos juntamos los amigos y en realidad es un alimento para el espíritu poder disfrutar de la música".

Pero la gran faceta de Joaquín Carrillo hoy día es la restauración de instrumentos y la construcción de guitarras. "En el Conservatorio de Almería cuando mi hijo tenía diez años se rompió el contrabajo. El profesor me comentó que no había dinero para arreglarlo y mandarlo fuera costaba más que comprar uno nuevo. Me lo traje a mi casa, porque siempre he sido un manitas. La reparación era complicada pero lo arreglé".

Desde ese momento, Carrillo comenzó a arreglar violines, contrabajos y violonchelos. Desde hace cinco años, Joaquín Carrillo comenzó a revisar toda la documentación que había sobre las guitarras de Antonio de Torres. "Me puse a investigar y saque varias conclusiones. Todo indica que Antonio de Torres es mucho más reconocido fuera que en su propia tierra y luego sentó las bases de la guitarra actual", comenta Carrillo.

En dos años, Joaquín Carrillo ha construido un total de ocho guitarras. "He tenido la gran suerte de que todas han sonado muy bien. He podido hacer más guitarras, pero son maderas muy caras y no está la cosa para hacer grandes desembolsos".

"En hacer una guitarra suelo tardar entre un mes y medio y dos meses, pero luego hay que barnizarla, que se va otro mes. Antonio López, profesor del Conservatorio de Música de Córdoba tiene una guitarra mía y está muy satisfecho con ella".

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