Laujar, a través de la mirada de Gabriel Montes

Fotografía, poesía e historia caminan de la mano en Laujar Blanca y Azul, el nuevo libro del fotógrafo laujareño Gabriel Montes. Un libro que nace de la necesidad darle al municipio de la Alpujarra el lugar que le corresponde y del afán creativo de su autor, que ha sabido rodearse de personas que han enriquecido este proyecto.

Montes ha vivido durante más de dos décadas lejos de la provincia pero siempre ha llevado sus orígenes en la maleta, lo cual le ha posibilitado acrecentar su interés por la arquitectura típica de la villa almeriense.

El origen de esta inquietud se remonta al año 1986, cuando para conmemorar el 300 aniversario de la construcción de la iglesia local dos amigos, Manuel Montero y Antonio Puertas, le encomendaron la tarea de fotografiar el monumento con el fin de ilustrar un libro que estaban desarrollando.

Fue entonces cuando Montes se dio cuenta de que su pueblo podía ofrecer multitud de cosas interesantes.

Desde ese momento, el artista almeriense compaginó la fotografía con su trabajo como docente. Esta labor le llevó, en el ocaso de su carrera profesional en las aulas, a un instituto de la provincia. Desde allí, veía a través de la ventana las viejas salinas de Roquetas de Mar, que cuando llueve se llenan de agua. Esa imagen inspiró a Montes y durante los cinco años siguientes fotografió los amaneceres de los días posteriores a las lluvias. Lo hacía a ras de suelo, clavando los codos en el agua y colocando la cámara solo cinco centímetros por encima de ella.

Esta producción se vio reflejada en una exposición titulada El sitio de mi recreo, como homenaje a la canción del afamado Antonio Vega y a la transición que hizo Montes desde el patio de su instituto a este paisaje roquetero.

Todas estas experiencias han terminado por desembocar en el libro Laujar Blanca y Azul, fruto del trabajo coordinado con el historiador almeriense Valeriano Sánchez, miembro de la Academia de Historia e investigador experto en la Alpujarra.

Sánchez se ha encargado de aportar al proyecto una serie de textos explicativos que acompañan el discurso de las 520 imágenes de Montes que lo conforman.

En la obra del autor laujareño hay lugar para los edificios nobles del municipio, sus espacios vegetales, su feria, su río y los oficios tradicionales que entre sus calles se han desempeñado. También ha aportado su granito de arena Justo Sánchez Romera, un maquetista local que ha hecho una representación de todos los edificios del pueblo.

Pero a Gabriel Montes lo que de verdad le apasiona es la arquitectura popular de los barrios periféricos, donde el blanco de las fachadas se entremezcla con el azul del cielo para hacer de lo simple lo más bello.

Este pasaje del libro toma el nombre de Pasa, Entra, en alusión a la canción de Pedro Guerra, de quien Montes fue profesor.

Y es que para el fotógrafo todo lo que suena a Laujar cabe en el libro, porque al fin y al cabo, Laujar es ese lugar donde, como canta Guerra, sientes que hay quien abraza lo que tiene y se levanta con la fuerza que le queda.