La Galería Marlborough inauguró ayer la exposición Lucio Muñoz: literatura, memoria y paisaje, una selección de obras del pintor madrileño entre los años 1952 y 1993. La selección se ha centrado en los aspectos más literarios y paisajísticos de su producción. La presencia de la naturaleza es una constante en la pintura de Lucio Muñoz, como demuestra la utilización de la madera, ese material que con el paso de los años se convirtió en una de sus señas de identidad. Pero ahondando en esa impregnación natural de su obra abstracta, es fácil encontrar una acusada tendencia paisajística en gran parte de su pintura.

El propio artista lo reconoce en el texto que acompaña al catálogo (un fragmento de una entrevista que le realizó Javier Tussell): "El paisaje, de forma implícita o explícita, siempre ha estado presente en mi pintura, pero en contadas ocasiones su presencia h tenido los datos necesarios para hacer reconocible un lugar concreto."

Así esta exposición pretende ser un testimonio de esa presencia del paisaje y de los variados itinerarios por los que acaba llegando a la obra. Como dice el pintor, estos paisajes «me acercan a una determinada poética», pero que nunca son reproducidos de una manera muy literal.

Además, en la exposición se rinden homenajes a personajes o escenarios de las novelas que más le impactaron.

Por otra parte, el caso que más huella deja en su pintura es el de la provincia de Almería, con el mar y todas las sierras en torno al pueblo de Mojácar, en el que el pintor pasa temporadas pintando y leyendo. Como dice el artista es un paisaje de "carácter fantasmal y, a la vez que geológico, muy arqueológico, desértico y cargado de presencias enigmáticas".