Juan Manuel Martín Robles profundiza en el valor de La Chanca para el Movimiento Indaliano

Historia

El almeriense, nacido en Berja, leyó en la Delegación del Gobierno, su Discurso de ingreso en la Academia de la Historia de Andalucía

Juan Manuel Martín Robles tras su discurso de Ingreso en la Academia de la Historia de Andalucía.
Juan Manuel Martín Robles tras su discurso de Ingreso en la Academia de la Historia de Andalucía. / Marian León
D. Martínez

17 de febrero 2024 - 18:41

El Salón Noble de la Delegación del Gobierno de la Junta de Andalucía en Almería acogió ayer la solemne sesión pública de Recepción como nuevo Académico Correspondiente de la Academia de la Historia de Andalucía, de Juan Manuel Martín Robles (Sección: Historia del Arte, directores de grandes museos), quien pronunció el discurso de ingreso titulado La construcción de un imaginario a través del Arte: Almería y el barrio de la Chanca en las artes plásticas.

Un discurso en el que Martín Robles (Berja (Almería), 1975) disertó sobre cómo “la irrupción, mediada la década de 1940, del grupo de pintores almerienses que, bajo el signo totémico del Indalo y comandados por el polifacético Jesús de Perceval, formaron parte del Movimiento Indaliano, no sólo supuso una profunda renovación de la adocenada plástica local. También implicó un profundo cambio en la forma de representar, a través del paisaje, la ciudad de Almería”.

Martín Robles dio cuenta de lo que supuso La Chanca para los indalianos. “El barrio de la Chanca, aquel enclave urbano de singular urbanismo y sencilla arquitectura cuya humildad dignificaban sus habitantes con llamativos colores que competían en claridad con la luz mediterránea que lo baña, se convirtió a partir de la década de 1940 en parte del imaginario artístico de Almería”.

“El domingo 16 de diciembre de 1945, Jesús de Perceval presentaba en primicia su estética indaliana en la Tertulia de Artistas y Escritores almerienses celebrada en los salones del bar la Granja Balear. Unas ideas estéticas, planteadas por el polifacético artista e inquieto intelectual almeriense con el objetivo de remover conciencias y provocar la renovación de las artes plásticas locales, que rápidamente tuvieron eco entre una parte de la juventud artística almeriense, favoreciendo la rápida creación del Movimiento Indaliano” recordaba Juan Manuel Martín.

En este sentido señaló que se trataba de “un heterogéneo grupo de pintores liderado por Perceval, considerado por María Dolores Durán como el «origen, principio y fin» de lo indaliano, y en el que inicialmente se integraron Francisco Alcaraz, Miguel Cantón Checa, Luis Cañadas, Francisco Capuleto, Antonio López Díaz y Miguel Rueda”.

También recordó cual fue el motivo que hizo que se agruparan en un Movimiento Artístico. “Unos artistas que, partiendo de los postulados promulgados por Perceval y agrupados bajo el totémico símbolo del Indalo, se desligaron de las orientaciones predominantes en la pintura almeriense y buscaron en la modernidad y su apego a los temas cotidianos nuevas formas de expresión. Unas propuestas, las indalianas, cuyo punto de partida estuvo inspirada en la recuperación de la antigüedad almeriense, con especial atención a las culturas prehistóricas de El Argar y Los Millares; el humanismo de raigambre mediterránea, situando al hombre en el centro de su atención; y la valoración formal del Renacimiento italiano, alejándose de la abstracción como opción estética”.

Recordó a Fausto Romero-Miura que en los años 70 hizo entrevistas a los indalianos. “Los indalianos nunca tuvieron una estética única, sino que cada uno de los pintores que participaron o se sumaron a lo indaliano siempre mantuvieron su personal forma de enfrentarse al Arte, como si de una suma de individualidades con intereses comunes se tratase”.

Comentó a modo de ejemplo las declaraciones de Francisco Alcaraz a Miura. “Lo indaliano no es una Escuela, esa es una versión falsa. Lo Indaliano era un estilo de pensar, si quieres, pero nunca una Escuela de Pintura. En nuestras exposiciones no había dos cuadros iguales, porque no teníamos Maestro; porque, en definitiva, no pertenecíamos a una Escuela”. También recordó a Celia Viñas que dijo del Movimiento Indaliano que “lo indaliano no es una escuela, un estilo o una norma; es un espíritu, una actitud, un gesto”. Destacado como uno de los primeros movimientos de renovación artística surgido en España tras el final de la guerra civil, rápidamente el Movimiento Indaliano “fue valorado con especial atención fuera de los estrechos límites provinciales de una Almería aún adormecida y en reconstrucción. Desde sus inicios obtuvieron el apoyo de artistas e intelectuales de la talla de Daniel Vázquez Díaz o Eugenio D’Ors, y muy pronto tanto la crítica, como la historiografía nacional le concedieron un puesto relevante dentro del discurso renovador de la figuración española de posguerra”.

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