Mari Carmen Ruiz Guerrero, poesía desde la profundidad

Poesía

Presentación de Brocal y voraz en Almería

Mari Carmen Ruiz Guerrero, presenta su poemario "Brocal y voraz"
Mari Carmen Ruiz Guerrero, presenta su poemario "Brocal y voraz" / D.A.
Francisco García Marcos

11 de febrero 2024 - 08:00

El próximo 16 de febrero a las 19.30 de la tarde, Mari Carmen Ruiz Guerrero presenta su poemario Brocal y Voraz en El Faro Recóndito de la capital almeriense.

-Cada vez que me enfrento a la poesía, inevitablemente, me viene a la mente la sentencia de Golpes Bajos, aquellos “malos tiempos para la lírica” que se convirtieron en un emblema de los 90. Confieso que nunca he terminado de entender a qué se referían en concreto, en caso de que pretendiesen algo más allá de acuñar un estribillo ocurrente. De todas formas, voluntaria o involuntariamente, sugerían dos cuestiones:¿Vivimos en un tiempo tan descarnado que es incompatible con la poesía?¿La poesía ha perdido su lugar como vehículo expresivo? Lo que no sé es si a los protagonistas, a las poetas como Mari Carmen, esos augurios las inquietan tanto.

-No veo esa decadencia de la lírica. Quizás es que hemos roto el vínculo con las generaciones más jóvenes y no las escuchamos. Suelo llevar a las clases del instituto la poesía que leo, la que voy descubriendo, voces nuevas o voces que hace mucho que me rondan. Diferentes. Muy diferentes. No se trata de analizar verso por verso e imagen por imagen como si diseccionáramos el poema, sino de mostrar y compartir la emoción. Y la sorpresa. No es fácil, pero el silencio que se crea en algunas situaciones, con algunos poemas, me dice que la poesía tiene todavía mucho que decir. Quizás también es liberador que sientan que no es imprescindible entenderlo todo, que puede haber espacios de ambigüedad, de indeterminación, y que no necesariamente nos están expulsando del poema, sino todo lo contrario. Leía hace poco Tensión y sentido de Mariano Peyrou y estoy de acuerdo con su planteamiento, la poesía puede atraparnos aunque no la entendamos. No siempre es necesario encontrar un sentido, incluso si no podemos dejar de buscarlo. Por otra parte, al alumnado se la llevo como un regalo, sin pedir nada a cambio, y así es como la reciben. Es haber encontrado un tesoro y querer compartirlo.

-Me gusta esa referencia al instituto, a su labor como docente en secundaria. Su alumnado es afortunado, sin duda. Me evoca, claro, a don Antonio, como en muchos sentidos lo hace la poética de Brocal y voraz, un poemario de intensa profundad, que emociona a la vez que invita a reflexionar, desde una expresión elegantemente al servicio de los contenidos, pero también de la conciencia de sus lectores.

-En mi caso, la poesía es diálogo siempre, incluso cuando es introspección. No había sido tan consciente de ello hasta que hace unos meses, antes de publicar el libro, me preguntó Joan de la Vega, el editor de La Garúa, a quién hacía referencia el “tú” que aparece a menudo en los poemas de Brocal y voraz. La respuesta no fue sencilla, porque no se trata de uno solo, sino de múltiples “tús” que pueden ser una primera persona desdoblada o muchas veces un receptor diferente. Algunos tienen nombres y apellidos, son personas que están o que hace tiempo que me faltan. La pregunta me llevó a hacer un recorrido poema por poema y me di cuenta entonces de con cuántas otras voces estaban conversando.

-“Nadie sabrá los lunares

que salpican el paladar de la nieve.

seguirá escondido el vello sedoso

de la axila de la anaconda.

Durante cinco lunas se ocultará

el canto de la roca de sílice.

Será después. Justo en la luz suspendida

de la esquina del aire. Y vendrá contigo”

Inevitablemente también, vienen a la mente los nexos casi telúricos entre la poesía y la filosofía, una constante, un clásico.

-El vínculo entre poesía y filosofía me lleva siempre a María Zambrano, y esas son palabras mayores. Es abrumador que me incluyas en esa nómina de poetas que aúnan poesía y filosofía. En todo caso, la mía sería una filosofía cotidiana, nacida de la experiencia del día a día y del deseo. De las preguntas que no paro de hacerme. No sé si la poesía sirve para responderlas, pero es un camino para plantearlas. Cómo me relaciono con el tiempo es una gran pregunta que aún no he conseguido contestar, por ejemplo. Entre tantas. En mi forma de sentirlo, el tiempo abandona su apariencia lineal para expandirse en todas direcciones; y el tiempo y las personas -imprescindibles las personas en mi vida- son inseparables, así que también lo es la memoria. La aceptación de los límites y la convivencia con lo roto están igualmente en el centro del libro. Y al mismo tiempo la necesidad de rebelarse. Es una tensión que está siempre ahí, también en lo cotidiano.

-Esa honda concepción del quehacer poético, sin embargo, en el caso de Mari Carmen Ruiz Guerrero no es un trasnochado pasaporte para ninguna tentación parnasiana. Es una poesía con rostro humano, en toda la extensión de la expresión.

“A veces hay que desclavar las manos,

como si necesitáramos los brazos

para rodearnos el cuerpo

y cerrar los ojos, con las rodillas

muy juntas cerca del pecho. Ajenos

a las exigencias de la luz. En silencio.

Qué angustia representar

la cuadratura del círculo,

ser sin descanso el hombre de Vitruvio.

Todos los órganos vitales expuestos,

el alfiler en el centro del abdomen.”

-No creo que aparezcan héroes ni heroínas en la poesía que escribo. Son personas importantes, que están o que faltan, de las que aprendí y con las que compartí situaciones amables y también muy dolorosas. Las zonas oscuras existen, y forman parte de la vida que compartimos. Elijo dónde poner el foco, pero soy consciente de que somos profundamente humanos. Entender eso y aceptarlo supone un aprendizaje que no termina nunca.

Es uno de los lugares donde la colectividad adquiere su sentido. Vivimos en continua relación con personas que son tan humanas como nosotros, es decir, complejas, inquietantes, incomprensibles, sorprendentes, que de vez en cuando nos sacan de quicio, a las que amamos… Es fascinante y tremendamente difícil. Incluso imposible. Y a pesar de esa dificultad seguimos viviendo en comunidad, lo que implica compromisos y concesiones.

-Nada de ello la exime de un detallista trabajo con el lenguaje, quizá porque, frente a la narrativa o el teatro, la poesía introduce un punto radical de condensación literaria. No puedo evitar la tentación de preguntárselo.

-Te diría que a menudo la poesía nace de una imagen que está cargada de sentidos. Es densa. Hacer que se “vea” esa complejidad de la imagen, que se convierta en una sensación envolvente utilizando las palabras es muy complicado, exige distancia para poder desentrañarla, pero también implicación, estar dentro y fuera a la vez. No sé si es una aduana o una liberación, aunque a veces me ha enfadado bastante -o frustrado tal vez- salir disparada hacia afuera como observadora en tantas situaciones. No estaría mal ser solo “experimentadora vital” de vez en cuando.

-Entonces el lenguaje ejerce de agente silenciosa que transita a través de mundo a veces imperceptibles, accediendo a dominios difícilmente accesibles de otro modo.

-La poesía es necesaria desde el momento en que nos permite decir aquello que de otro modo tal vez quedaría en silencio, configura la dualidad de un lenguaje que dice y calla al mismo tiempo, no por torpeza, sino como elemento esencial, por lo que hace partícipes a quienes la reciben de la elaboración del sentido del poema. Hablo de esa necesidad de la poesía tanto desde mi propia necesidad de escribirla como de la de leerla.

-Como ha recogido en las reflexiones previas con las que arrancan los capítulos de su obra,

“Las palabras alojadas en la matriz. Útero madre, útero sementera. Dar a luz la palabra primera y su fruto”

No es de extrañar que esta constructora de mundos sensoriales a través de las palabras reconozca que el lenguaje y yo estamos continuamente en crisis. Ese no deja de ser un sentimiento compartido por quienes viven fuera de la poesía, pero han de mantenerse vigilantes ante los usos del idioma. Alguna vez me he preguntado cómo conviven los creadores con el lenguaje políticamente correcto, en caso de que sea posible hacerlo.

-Me gusta ver cómo se echa abajo esa imposición tan elegante y tan hipócrita de lo políticamente correcto, aunque, supongo que por la educación que he recibido, hay barreras que aún me cuesta derribar cuando tomo la palabra. Tiempo al tiempo.

-En todo caso, la poesía mantiene un compromiso con su tiempo y su entorno, a pesar de todo a veces.

-Estamos en un mundo tremendamente descarnado, sí. Y también tenemos una poesía que está ahí, poniéndonoslo delante de los ojos. Solo por poner un par de nombres como ejemplo, pienso en Cristina Morano (No volverás a hablar nuestra lengua o En tanto que mujeres) o en José Daniel Espejo (Los lagos de Norteamérica o su recientísimo Perro fantasma). Creo que es muy difícil hacer lo que ellos hacen, ser críticos sin ser panfletarios, o reduccionistas, ser sociales y líricos. Para mí es una asignatura pendiente. Me acuerdo también de Giovanni Collazos (Sistema de castas) o de Mª Ángeles Pérez López, y el Libro mediterráneo de los muertos. O de Raúl Quinto y de La lengua rota. La poesía no está reñida con la realidad más cruda.

-Tengo dudas acerca de si la poesía sigue siendo un arma cargada de futuro, como en otras épocas, o si se ha reubicado en las coordenadas de un mundo como el nuestro, no siempre fácil, tan frenéticamente mutante.

-No sé qué podemos cambiar a través de la poesía, a través del arte. Sé que nos puede hacer parar, salir de la rutina en la que apenas se piensa. Para y observa, para y analiza, desautomatiza y sé una persona crítica. El arte no solo es belleza. Está vivo. La suerte que tenemos es desde cuántos puntos de vista distintos podemos llegar a él, cuántas verdades diferentes nos ofrece.

-Eso sí, la poesía se diría que ha encontrado nuevos aliados, mucho más insospechados de lo que a veces indican las apariencias. Pienso en los músicos, los raperos, el trap…

-La poesía está viva en la música. Desde siempre, no creo que sea algo nuevo. No me canso de escuchar a Damien Rice, por ejemplo, un músico irlandés al que precisamente descubrí gracias a una alumna. Es mágico cuando se encuentran la buena música con la poesía.

Sobre el rap no sé todo lo que me gustaría, tengo buenas referencias, y hay cosas que he escuchado que me han gustado mucho, pero es un camino que aún tengo por recorrer.

Desde otro punto de vista, las redes ofrecen un medio para alzar la voz, pero me pregunto si trasciende realmente fuera del propio ámbito de las redes. Se crea un micromundo que finge ser real, pero en cuanto te apartas un poco te das cuenta de que no, de que es una burbuja. Es un campo de investigación sociológica que me interesa especialmente.

-Percibo en Mari Carmen Ruiz Guerrero un poso de militancia, distinta, pero fehaciente y sutil.

-¿Militancia? Utilizar la voz de forma crítica, no conformarse. Como cualquier otra persona, creo. Es necesaria la sinceridad a la hora de crear, sea cual sea el motivo del poema o de la obra de arte.

-Eso es, militancia por la vida, los seres y sus sentimientos en su dimensión humana.

“Aceptar la imperfección

como imperdible clavado en la carne,

arrugar el poema y devorarlo

para que esté vivo.

Saber que el insecto sin patas

vendrá a visitarme en la noche”

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