Cultura

Mikel Erentxun comparte un viaje musical por 35 años de buenas canciones e historias

  • El artista donostiarra encadenó una magnífica hora y media, sin concesiones al artificio y con un público entregado, anoche en la Plaza Vieja

Mikel Erentxun durante su gran actuación en la Plaza Vieja.

Mikel Erentxun durante su gran actuación en la Plaza Vieja.

Como si fuera un sumiller, Mikel Erentxun ha sabido degustar los diferentes estilos musicales a lo largo de su dilatada carrera de más de 35 años, para ofrecer las mejores canciones embotelladas en cada uno de sus 28 discos (12 compartidos con Diego Vasallo en el exitoso Dundan Dhu). Ahora con el poso que da la experiencia, este intelectual de la música disfruta regalando en cada concierto una selección de sus vivencias para deleite de los incondicionales seguidores que ha ido sumando a lo largo de las décadas.

De esta manera, en la Plaza Vieja de Almería, anoche, viernes, en el concierto enmarcado en el programa de verano del Área de Cultura del Ayuntamiento de Almería, en acústico y con el público sentado, con distanciamiento y mascarilla, Mikel Erentxun abrió la botella de su amplio repertorio para compartir un viaje musical, desde temas más recientes hasta añadas clásicas, e ir enlazando canciones, una tras otra, y sólo descansar para beber de su copa de vino.

El arranque, ‘Pidiendo pista’ fue la premonición de lo que se iba a vivir. Una sucesión de historias cantadas por Mikel, en las que no permitió ningún fuego de artificio, desnudo ante el público, con el único guiño de su sombrero de cowboy, y con la compañía de sus dos guitarras, el recién estrenado piano (comprado durante el confinamiento), su buena voz y la intimidad de un público, atento y emocionado. Hora y media auténtica, 18 temas para saborear, sorbo a sorbo, y terminar justo para escuchar el sonido del reloj del Ayuntamiento, que marcaba las 11 de la noche. Y después, despedirse con ‘Marcos y Nerea’.

A lo largo de este viaje, Mikel Erentxu supo mantener la magia para emocionar que caracteriza a los grandes artistas, en un trayecto por el pop británico de los años noventa (con temas como ‘A pleno sol’, ‘El cielo es del color de las hormigas’ o ‘Suelta las riendas de mi corazón’), la influencia del folk americano a partir del cambio de milenio (‘Mañana’, ‘Placebo’ o ‘Cartas de amor), o el sonido más libre de los últimos tiempos (‘La Vereda’ o ‘Cicatrices’). Las baladas más intimistas han llegado de la mano del piano, como la bella ‘Dulce aroma’) y casi llegando al final del concierto, quiso homenajear al gran Pau Donés interpretando ‘Agua’.

Curiosamente, apenas da oxígeno a su etapa en Dundan Dhu, donde se incluyen temas más conocidos para el gran público, y sólo le da vida con ‘Imagino’ y ‘A un minuto de ti’, original del disco ‘Náufragos’ de Mikel, pero popularizada en su etapa en el dúo, y que le ha acompañado a lo largo de su historia, con versiones en varios trabajos discográficos.

Viaje de ida y vuelta

El concierto ha sido un viaje de ida y vuelta, de los temas más recientes a clásicos, comenzando por ‘Pidiendo Pista’ y ‘La Vereda’, lanzándose el público a acompañarle con las palmas en ‘Mañana’ y ‘Placebo’ y dando un impás de tranquilidad con la balada ‘Veneno’. ‘Los muros de Jerusalen’ permitieron al cantante saludar a los asistentes y cambiar de guitarra para trasladarse a los años 90 con ‘El cielo es del color de las hormigas’ y ‘A pleno sol’. Un sorbo de vino y se sentó frente al piano, para maravillar con las baladas ‘Imagino’ y ‘Dulce aroma’.

Llevamos diez temas, y el tiempo pasa demasiado rápido. Buena señal. Mikel Erentxu ha confesado en innumerables ocasiones que lo que más le gusta en la vida es coger su guitarra y marchar de gira para compartir sus canciones con el público. Y, como si tuviera prisa en enseñar todo su repertorio, no vaya a ser que nos confinen antes de acabar el concierto, no dio respiro ni para hacer los clásicos coros de los seguidores. De esta manera, se lanza a todo tren con el rock&roll de ‘El ritmo de la calle’, mientras el público baila mentalmente, sentado y responsable en su silla. Seguidamente, ‘Vasos de Roma y ginebra’ se entrelaza con ‘Suelta las riendas’.

Desde los asientos le jalean “¡Qué grande eres!”, a lo que el artista donostiarra responde que “el que sí es grande es el autor de este tema, ‘Agua’”, su homenaje a Pau Donés. Después de esta emoción, no puede más que sentarse frente al piano e interpretar ‘Corazón de mil inviernos’, una balada que también podría servir de nuevo reconocimiento a Pau, pues en la letra afirma “hoy me siento inmortal (…) inasequible al desaliento”.

Estamos en la recta final y el cantautor donostiarra lo hace con ‘Cicatrices’ y ‘Cartas de amor’, donde da rienda suelta a su pasión con la guitarra con un brillante solo y que ha alargado para deleite de sus seguidores. Tras las peticiones del público, se despidió con ‘Marcos y Nerea’.

Durante el viaje musical, Mikel Erentxun nos contó historias sobre el paso del tiempo, las ocasiones perdidas, las segundas oportunidades, la autenticidad de la buena gente, el amor y desamor. Una vida que el cantante vive con intensidad, pegado a la carretera, y por la que brinda con una copa de vino en cada concierto.

El paso por Almería llegó a su fin, con el público aún más fiel, y con un Mikel Erentxun más sabio. Como dice el refrán, “nunca te acostarás sin aprender algo nuevo”, y durante el concierto descubrió que la estatua de John Lennon, frente a su hotel, en la Plaza Flores, recuerda la estancia del líder de los Beatles en Almería, donde compuso ‘Strawberry Fields Forever’.

Mikel Erentxun es un intelectual de la música, que como tal, investiga en cada disco nuevos sonidos y los comparte en sus directos. Brindemos por ello.

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