El Museo Casa Ibáñez adquiere una obra de Benjamín Palencia para su colección

La pintura es un retrato de Carmen Herreros, su sobrina, pintada en 1924 que se encontraba en una colección particular en Madrid · El retrato es de una gran calidad técnica, colorista y compositiva

Andrés García Ibáñez junto a la obra adquirida y el concejal de Cultura de Olula, José Ramón Fenoy.
Andrés García Ibáñez junto a la obra adquirida y el concejal de Cultura de Olula, José Ramón Fenoy.
D. Martínez / Olula Del Río

28 de julio 2011 - 05:00

El Presidente de la Fundación Museo Casa Ibáñez, Andrés García Ibáñez, ha adquirido recientemente una importante obra de Benjamín Palencia (Barrax, Albacete, 1894-Madrid, 1980), uno de los autores más destacados del arte español del siglo XX. Se trata de un retrato familiar, realizado en su pueblo natal en 1924, que representa a Carmen Herreros, una de las sobrinas del artista. Pertenece, por tanto, a su primer período, cuando acaba de forjar su mundo y estilo personales en el contexto de las primeras vanguardias españolas, y se relaciona con los intelectuales y artistas del entorno de la Residencia de Estudiantes en Madrid, como Lorca, Alberti o Dalí.

El retrato estaba en una colección particular madrileña, por herencia directa de los familiares del pintor. El museo olulense conserva también el documento, fechado en Barrax el 15 de junio de 1985, por el que Carmen Herreros regala el cuadro a su sobrina Margarita García, comunicándole que la obra "siempre tendrá un gran valor". De Margarita pasó a los actuales propietarios y de ellos, a la Fundación de Olula, una vez que Ibáñez la ha depositado en los fondos permanentes del museo.

El retrato, de una extraordinaria calidad técnica, colorista y compositiva, es una obra clave para entender la primera época del pintor. Dueño ya de su estilo inconfundible, el cuadro es buen ejemplo de la mezcla de influencias que conformaron su manera personal de entender la pintura; ecos de un cubismo figurativo y realista a lo Vázquez Díaz en la compartimentación del espacio, una dicción que se aproxima al primer Dalí retratista y un empleo del color que le emparenta con los primeros representantes de la Escuela de París - como Bores, Parra o Pere Pruna- y el mismo Picasso.

El retrato es una temática infrecuente y muy rara dentro de la producción de Benjamín Palencia, lo que hace a esta obra aún más singular. Palencia fue, esencialmente, un pintor de bodegones en sus comienzos y un renombrado paisajista en su actividad posterior, temática a la que se dedicó casi en exclusiva, renovando la escuela de paisaje castellana, a la que dotó de un vigor nuevo y desconocido. Su manera de tratar la materia a base de grandes zonas de color intenso y expresionista, siempre dentro de una dialéctica de tradición y modernidad propia de "la vuelta al orden" en las vanguardias tras la Primera Guerra Mundial, ha tenido múltiples seguidores, entre los que se cuentan los indalianos almerienses con Perceval a la cabeza, cuyos paisajes deben casi todo al gran manchego.

La obra ha sido presentada por el Concejal de Cultura de Olula, José Ramón Fenoy y el Presidente de la Fundación. Está colgada ya en la sala 11 del museo, dedicada al arte español contemporáneo, y puede contemplarse en horario habitual de la pinacoteca, de martes a domingo, de 11 a 14 horas y de 19 a 21 horas. Los lunes cierra.

Benjamín Palencia nació en Barrax, Albacete, en 1894. Con quince años marchó a Madrid, donde empezó a relacionarse con los círculos de las primeras vanguardias artísticas y los intelectuales y escritores del 27. Conoció y entabló amistad con Lorca, Dalí, Cossío, Alberti y Juan Ramón Jiménez.

Encontró muy pronto su voz personal, que conservó toda su trayectoria pese a la lógica evolución. Se mantuvo siempre alejado, por decisión personal, de los círculos académicos y oficialistas de San Fernando.

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