Cultura

Pedro Osakar y Asunción Lozano: "La cámara fotográfica actúa como un registro que nos enfrenta a nosotros mismos”

  • Los artistas son los comisarios la exposición ‘Senda del Viajero’ en la galería MECA

Asunción Lozano y Pedro Osakar.

Asunción Lozano y Pedro Osakar. / MECA

MECA Mediterráneo Centro Artístico en colaboración con la Universidad de Almería, presenta tres grandes exposiciones de fotografía que bajo el título general Senda. Asunción y Pedro, a faldas del Mediterráneo, nos adentran en el universo Senda y advierten de la belleza a la que hemos sido convidados.

-¿El consumo desmesurado de información favorece las experiencias del espectador?

-El consumo desmesurado de imágenes referidas a todo tipo de parcelas de lo real favorece un tipo de experiencias perceptivo-visuales que se resuelven anticipadamente a cualquier enfrentamiento directo con el mundo. La facilidad de acceder a lo externo se ha multiplicado, y en ello, el descubrimiento de lo diferente, de lo otro, es ya una tarea extraordinariamente rara. Nos adentramos en experiencias de todo tipo por medio de informaciones de segunda mano, y por lo tanto todo se nos muestra extrañamente asequible.

-¿Creéis que el público ha perdido la capacidad de asombro, la capacidad de sorpresa?

-El factor sorpresa ha perdido intensidad, poseemos un conocimiento previo al viaje y lo extraño o peligroso ya no es tal. Estamos muy acostumbrados a la experiencia del reconocimiento con la sensación de que ya no nos quedan nuevos lugares que conocer. Cualquier enfrentamiento a lo desconocido ha sido previamente estructurado, clasificado, acotado, definido, y estudiado según unos parámetros que la cultura de la civilización colonizadora previamente ha determinado. La disponibilidad total “de lo otro” nos lleva a una seguridad hace unos siglos innombrable.

-¿La fotografía debe buscar más allá de lo que observamos?

-En este contexto previsible y controlado, la mirada fotográfica busca lo esquivo, las escenas desplazadas, las situaciones desestabilizadas para confrontar y poner a prueba la idea de un movimiento establecido que necesita ampliar las gamas y especificar los matices. Las sendas representadas se situarían en un estado de constante repetición si no tuviéramos en cuenta la transgresión de los límites geográficos y la diferencia que denotan. Ni así sucederían las constantes idas y vueltas que se repiten día a día, lo cotidiano de alejarnos y acercarnos de lo nuestro a lo externo más habitual. No es así, por la capacidad del ojo de interceptar nuevos tonos y nuevos énfasis, nuevos giros, nuevas verdades que al fin producen sensación y efecto de movimiento, de sucesión, de un estado a otro, efecto lógico del carácter transitorio del viaje.

-¿La cámara fotográfica nos enfrenta a nosotros mismos?

-El dispositivo de la cámara fotográfica actúa como un registro que nos enfrenta a conceptos propios de la creación artística como: conciencia de pertenencia a un lugar, identidad y diferencia, emplazamiento y desplazamiento, frontera, límite, mirada, memoria.

-¿Podemos entender el viaje como una relectura de lo global?

-El viaje amplía la experiencia y la modifica por su cuestionamiento. Como experiencia para el arte es fundamental ya que presupone una distancia y un mirar desde fuera, lo propio, además de reconquistar nuevos espacios para la reflexión. Viaje que produce como consecuencias efectos de reivindicación de lo propio, relectura de lo global, ampliación de las “maneras” y “modos” que nos son inherentes. El viaje se nos presenta como una forma de confrontar antagonismos tales como “civilización” y “barbarie”. Nos sitúa ante miedos ancestrales que vienen desde los antiguos griegos oponiendo su cosmos al caos exterior. Según Jean Hot, cualquier enfrentamiento a lo desconocido ha sido previamente estructurado, clasificado, acotado, definido, y estudiado según unos parámetros que la cultura de la civilización previamente determinado. La disponibilidad total “de lo otro” nos lleva a una seguridad hace unos siglos innombrable. La solución: Preponderancia por lo esquivo, por las direcciones desplazadas, por las situaciones desestabilizadas, transgredir en definitiva todo viaje establecido, ampliar las gamas y especificar los matices, bien puede ser el deber del artista viajero. Se trata más bien de comprobar cómo estas obras de arte, historias de ruptura, son a su vez, un itinerario de redescubrimiento, reconquista, y redefinición de la propia identidad”, Pedro Osakar y Asunción Lozano, dicunt.

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