Cultura

Roblescabrera, el creador más singular del siglo XX almeriense

  • Este año se cumple el centenario del nacimiento de este artista autodidacta y tan polivalente

Este año se celebra el centenario del nacimiento de Roblescabrera, uno de los creadores almerienses más singulares del siglo XX, ya que pertenece a los pioneros en la lucha contra la concepción histórica que dividía el arte y la artesanía, apostando por la producción artística como proyecto empresarial.

La Asociación cultural Tradición y Vanguardia, que lleva más de una década dedicada recuperar las figuras de creadores almerienses, su obra y sus aportaciones a nuestra ciudad, como hicieron con Guillermo Langle, con el proyecto de ideas museológico para el Museo Doña Pakita, y hacen con pintores como Carlos Pradal, recuerdan la singularidad y creatividad de Antonio Robles Cabrera, que siempre firmó Roblescabrera.

Artista autodidacta sensible al contexto histórico social en el que vivió, supo plasmarlo realizando un arte de su tiempo que contribuyó a la renovación de la imagen de la ciudad de Almería dentro y fuera de la provincia. Muchas de sus obras forman ya parte del patrimonio inmaterial de Almería, al que ha contribuido con la creación de significativos símbolos de su iconografía popular, que marcaron una época y pertenecen a la memoria histórica y visual de varias generaciones.

Los grandes carteles de cine en la década de los setenta, aquellos paneles enormes en los que aparecían los rostros de las estrellas hollywoodienses, que hacían soñar, eran de su creación, otros como los de Feria, o Semana Santa, fueron también de sus autoría.

Pero también hubo otras imágenes más complejas, las Carrozas de las Cabalgatas de Feria salieron de su taller, como los decorados de las orquestas en la Caseta Popular o las portadas de algunas de ellas.

Junto a Jesús de Perceval, Juan Cristóbal y Martínez Puertas forma parte del reducido grupo de imagineros almerienses. Patrimonio al que contribuyó con su conjunto escultórico para el paso del Resucitado, un valiente manifiesto personal en el que expresó las claves para una renovación del género.

Su carácter bohemio y cosmopolita alimentó su espíritu viajero, llevándole a la búsqueda de lo pintoresco y exótico desde el protectorado de Marruecos a París. En su obra supo plasmar la conexión con su tierra natal a través de la luz y la cultura mediterránea, encontrando en La Chanca un escenario para expresar sus valores personales.

En el terreno de las artes plásticas desarrolló una larga carrera como pintor en solitario integrándose en la década de los años setenta en el movimiento Indaliano, del que fue miembro fundador, con el que compartía claves estéticas y conceptuales.

Activo hasta el final de su vida, realizó un gran número de exposiciones individuales en toda España, principalmente en Madrid, Barcelona, Almería y Canarias.

Su especialidad fue el retrato artístico, género en el que demostró desde sus inicios una particular sensibilidad, reconocida por crítica y público. Protagonizados por su ámbito familiar, contó con gran número de encargos de amigos, políticos y personajes populares.

Tradición y Vanguardia quiere durante este año recordar a este artista y valorar su obra, así como divulgarla y darla a conocer, recordar aquellas imágenes y mostrarlas a las nuevas generaciones. Un artista tan complejo y creativo, tan polivalente, lo merece.

En Almería hay una serie de obras de este autor, algunas muy conocidas como es el caso del Retrato de Manolete, expuesto en el Bar El Quinto Toro en la capital, así como un autorretrato del propio autor hecho a acuarela, así como un cartel de la Feria de Almería del año 1955 e incluso un retrato de Bartolomé Marín, cuando el sacerdote era my joven. Un artista poco conocido pero de un gran valor.

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