Rojas y Rodríguez muestran su visión del flamenco en el espectáculo 'Cambio de tercio'

Buena entrada en el Maestro Padilla el pasado viernes

El espectáculo se basa en el flamenco.
El espectáculo se basa en el flamenco.
Redacción / Almería

19 de diciembre 2010 - 05:00

El Auditorio Municipal Maestro Padilla acogió el pasado viernes el espectáculo de baile Cambio de tercio ofrecido por la compañía Rojas y Rodríguez. Se registró una buena entrada para disfrutar de un espectáculo de cante y baile distinto donde el gran protagonista es el flamenco.

Desde que crearan, hace quince años, su compañía, Ángel Rojas y Carlos Rodríguez han demostrado su inquietud artística y sobre todo el no encasillarse en un género muy concreto. Ambos que venía de hacer baile clásico español en este espectáculo se inclinan por el flamenco, y la apuesta sale bien.

Rojas y Rodríguez, que son dos piezas claves de la danza española actual, ofrecen una visión muy personal del flamenco y sobre todo, una forma más diferente de entenderlo. Ellos en Cambio de tercio recuperan los lunares, la bata de cola y los mantones. Sin duda, es un espectáculo con una gran creatividad, donde todo se ha cuidado al milímetro, con lo que el resultado final después de tanto trabajo, resulta vistoso y además suele gustar mucho.

Cambio de tercio es un espectáculo que no llega a la hora y media, pero que es muy dinámico porque se dividía en diez cuadros por el que desfilaban cantiñas, sevillanas, fandangos, rumbas, bamberas, bulerías, tanguillos y seguidillas.

Junto a Ángel Rojas y Carlos Rodríguez actuaron cuatro bailarinas (María López, Pilar González, Cristina de la Vega y Raquel Tamarit), así como seis músicos en directo destacando Daniel Jurado y Gaspar Rodríguez (guitarras) y Davinia Jaén y Sandra Carrasco al cante.

En Cambio de tercio los dos bailarines y coreógrafos muestran la transformación del artista en el escenario, una dualidad que tienen músicos y bailarines. A lo largo de una decena de cuadros el espectáculo muestra "una evolución en el tiempo, el abanico de posibilidades del baile español". Los músicos se mueven por la escena, hay momentos donde el violinista es el gran protagonista.

Un mundo coreográfico que nace de dentro de las almas de las bailarinas y de las de sus creadores Rojas y Rodríguez con la intención de sincerarse y mostrarse ante el público con toda la pureza e intensidad que sólo puede provocar la magia del flamenco en el escenario.

Los coreógrafos invitan un juego de variedad y cambios de tercio, cambios de estilo, cambios de vestuario y de palos de flamenco, dándole así poder escénico y visual a cada representación. Un buen espectáculo.

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