El corto "The End", un gran duelo por la escasez de agua, se rueda en Tabernas

La cinta dirigida por el realizador Eduardo Chapero-Jackson se ha rodado íntegramente en localizaciones almerienses como el Fort Bravo y el desierto

Rodaje del cortometraje The End ayer en las cercanías del Fort Bravo en Tabernas.
Rodaje del cortometraje The End ayer en las cercanías del Fort Bravo en Tabernas.
D. Martínez / Almería

28 de junio 2008 - 05:00

The End empezó como un encargo (a través del premio que cada año concede el Festival Internacional de Cortometrajes Almería en corto), y lleva la firma del reputado y joven realizador Eduardo Chapero-Jackson.

La productora Prosopopeya, en coproducción con Intermedia Producciones, rueda en Almería este proyecto que empezó a crecer y convirtiéndose en película, no sólo por su compleja y arriesgada puesta en escena, sino por el alcance y la repercusión del tema que plantea: cómo la carencia de agua podría trastocar la civilizada cultura occidental en algo muy parecido al salvaje oeste.

El cortometraje, con la escasez de agua como eje central de su argumento, está pensado como una producción internacional rodada en inglés, simulando el desierto americano en Almería, como ya hicieron, no hace tanto, grandes figuras del cine.

Para su realización cuenta con financiación de la Diputación Provincial de Almería (el premio extraordinario de 15.000 euros de su Festival a la mejor producción nacional). El jurado reconoció a la productora Prosopopeya por su película Contracuerpo, dirigida por Chapero, por "la brillante y arriesgada plasmación visual de un asunto lleno de dificultades".

Todas las localizaciones de The End se han rodado íntegramente en la provincia de Almería. Para los interiores se han aprovechado los escenarios del antiguo poblado Fort Bravo y los planos de exteriores naturales se llevaron a cabo en el Desierto de Tabernas y en el Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar. El guión propuesto por Chapero-Jackson utiliza ingredientes del western de forma literal o con sustitutos actuales. Los elementos siguen ahí: paisaje, armas, caballos, duelos, poblados, asaltos, tribus ocultas que acechan y que protegen sus derechos, su tierra y la lucha por conquistar El Dorado.

Está prácticamente todo, trasladado en el tiempo, intentado dar al código de este género una envergadura y elocuencia actual. El futuro que se retrata en The End no es un futuro de ciencia ficción, retrata algo más cercano que puede ocurrir mucho antes de lo imaginable.

La historia propone componer una experiencia cinematográfica que aproveche toda la expresividad y belleza del paisaje de Almería retratando sus tradicionales lugares con un estilo épico y grandioso, y tomando como referencia el modo en que se retrató el desierto del Oriente Medio en la película Lawrence de Arabia.

La idea es potenciar al máximo la plasticidad de los paisajes almerienses. Pero no es sólo eso, también se quiere resaltar el contenido dramático en cuanto a cómo está vinculado a lo que comienza ya a ocurrir en el sur de España.

Además de inaugurar la séptima edición de Almería en corto, en Expo Zaragoza 2008 (dedicada al agua) protagoniza tres días en su extensa semana de convocatorias (del 8 al 10 de septiembre), donde se presenta públicamente. Este proyecto cuenta con el patrocino de Emasesa-Ayuntamiento de Sevilla y la Fundación Cajasol, y las Consejerías de Cultura y de Medio Ambiente. La película se sitúa en el verde y bucólico lugar llamado Vermont, es ahora una región desértica debido al cambio medioambiental provocado por la actividad humana, la contaminación y la extrema falta de agua. Este elemento básico es ahora un bien escaso y más cotizado que el petróleo, dando lugar a un estado de conflicto y de búsqueda de soluciones creciente en la sociedad.

Un grupo de civiles que buscan arrebatar el control del agua a las compañías privadas y organismos gubernamentales asalta un convoy escoltado de la reserva federal de agua potable. Accidentalmente, en el altercado se ve involucrada una familia norteamericana, que tendrá que enfrentarse así a una aventura de supervivencia en un paraje seco, inhóspito y violento. En su búsqueda, encuentran una antigua fuente de agua.

Pero ésta ya ha sido hallada por otros supervivientes. El agua enfrentará a las dos familias. Padres, madres e hijos, superados por la necesidad, tendrán que recurrir a lo más instintivo de sí mismos. Es otra ley la que impera. El salvaje oeste vuelve, no como un idealizado género de ficción, sino como una cruda y despiadada realidad.

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