Vélez Rubio recuerda al creador Miguel Llamas Yeste a los 9 años de su muerte

Miguel Llamas (Vélez Rubio, 1951) falleció en 2013, en un momento de completa madurez artística y personal, cuando tenía tantos proyectos por desarrollar, pero su talentosa obra y su entrañable recuerdo ha permanecido entre sus amigos, familiares y paisanos. Trabajador del arte y tardío autodidacta, su obra de fundición puede contemplarse en varias localidades murcianas dedicadas al carnaval, la tuna o el entierro del sardina y, muy especialmente, en la capital, donde la sardina del río Segura se ha convertido en un imagen de referencia de la ciudad.

Aunque de carácter amable y extrovertido, su arte era provocador. Quienes le conocieron bien y le apreciaron coinciden en afirmar que “el arte era su medio para expresar su particular visión del mundo, de iglesias retorcidas, sillas inamovibles, toros con armadura y toreros que fusilan.

Amaba la vida y la vivió intensamente, con tal compromiso propio y tal responsabilidad en las tareas que decidió afrontar, que fue un ejemplo para los que tuvieron la suerte de conocerlo y disfrutarlo y que permitirá recordarlo siempre con viveza y con cariño. Deportista, llevó a la carrera de fondo el control mental y la superación del sufrimiento que le permitieron afrontar tantas pruebas de resistencia y, en último término, su propia vida”.

En Vélez Rubio fue miembro activo del grupo Gabar y se cuenta con varios ejemplos de su capacidad imaginativa: recreación del templo de la Encarnación, fuentes de Paolo y el Gato y el monumento a la sabina milenaria en el jardín botánico del Parque Natural Sierra de María-Los Vélez.

Desde hace unos años, coincidiendo con las actividades para celebrar el Día Internacional de los Museos, el Museo Miguel Guirao consideró oportuno recordar la figura de Miguel Llamas y revalorizar su obra creativa.

En colaboración su viuda, Loli Pérez, se confeccionó un panel con imágenes y una breve reseña biográfica que se ubica en una de las salas del citado centro. A tal fin, recientemente en la placeta del Museo se colocaron 3 obras escultóricas y se llenó el espacio con gentes agradecidas de haber conocido y disfrutado en vida de Miguel.

Julio Sánchez Alegría, gestor, estudioso, divulgador y creador artístico murciano, hizo un amplio repaso por las principales producciones de su amigo Miguel Llamas, resaltado la modernidad, valentía y originalidad de su obra artística. Nicolás Abadía, compañero de fatigas deportivas de Miguel, recordó algunas de las aventuras ciclistas y nos proporcionó un montaje audiovisual con varias fotos.

Antonio González Ballesteros, que vivió una intensa y prolongada amistad con Miguel, trazó una entrañable reseña humana de Miguel resaltado los valores personales, su capacidad de superar dificultades y su rica vida interior que impregnaba los encuentros entre amigos. Pedro Pérez, vinculado por familiaridad y largos afectos con Miguel, supo poner de relieve las capacidades de Miguel, su contagioso entusiasmo por la vida, su compromiso con sus semejantes más próximos y su explosiva vida creativa. Loli Pérez, legataria del taller de Miguel, agradeció la organización del acto a su inolvidable marido y Concepción Pérez, concejala de Cultura, cerró el acto expresando su satisfacción por la decisión de homenajear a un ilustre paisano. Miguel Llamas Yeste permanecerá siempre en el recuerdo de Vélez Rubio.